Fascismo en España
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El fascismo en España fue muy minoritario hasta la guerra civil española.[1] Fue entonces cuando en la zona sublevada el partido fascista español Falange Española de las JONS, surgido en febrero de 1934 como resultado de la fusión de Falange Española de José Antonio Primo de Rivera con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo, se convirtió en partido de masas. [2][3] Tras el decreto de Unificación de abril de 1937 promulgado por el Generalísimo Franco, por el que Falange se fusionaba con la Comunión Tradicionalista, la nueva Falange Española Tradicionalista y de las JONS, cuyo jefe nacional era el propio Caudillo,[4] se convirtió en el partido único del Nuevo Estado, posición que detentaría a lo largo de la dictadura franquista —«un régimen autoritario con un fuerte componente fascista, aunque no se puede caracterizar completamente como tal»—[5], adoptando también el nombre de Movimiento Nacional —el partido fascista español se convirtió así en el más longevo de la historia—.[6]
Durante el periodo democrático que siguió a la muerte de Franco en 1975 el fascismo (o el neofascismo), dividido en numerosos partidos y grupúsculos —algunos de los cuales se presentaban como herederos de Falange—, volvió a ser marginal y no obtuvo representación parlamentaria, excepto en la I Legislatura (1979-1982) cuando el líder de Fuerza Nueva Blas Piñar consiguió ser elegido diputado por Madrid, escaño que no revalidó en las siguientes elecciones de 1982. Desde entonces ningún miembro de un partido fascista (o neofascista) ha ocupado ningún escaño ni en el Congreso de los Diputados, ni en el Senado (tampoco en ningún parlamento de las comunidades autónomas).[7]