Neofascismo en España
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El neofascismo en España ha tenido manifestaciones heterogéneas. Se hace referencia con este término a algunos grupúsculos neofascistas que ya desde los años 1950 y 1960 se oponían al aperturismo de la dictadura de Francisco Franco. El neofascismo adquirió una importancia mayor tras la muerte de Franco, aunque no todos los grupos neofascistas se identificaron con el Régimen. En cualquier caso, su presencia en España siempre ha sido minoritaria. En las elecciones generales de 1979, en las que consiguieron sus mejores resultados, obtuvieron menos del 2,5% de los votos.[1] Fue en esas elecciones cuando se eligió al único diputado neofranquista de la España democrática, Blas Piñar (FN), que perdió su escaño en 1982. Desde entonces, los partidos neofascistas ni siquiera se han acercado a las cifras necesarias para obtener representación en las Cortes Generales. Frecuentemente, sin embargo, consiguen algunas concejalías en pequeños municipios rurales.
Un componente importante en estos grupos fue el terrorismo (véase: Terrorismo de ultraderecha durante la Transición española).[2] Entre los años 1976 y 1981, periodo clave de la transición española, cometieron 46 asesinatos y se distinguieron por ejercer la violencia callejera. A diferencia de otros grupos coetáneos de ideología similar, como algunos chilenos o italianos cuyas acciones iban dirigidas al derrocamiento de gobiernos democráticos, el objetivo final de los neofascistas españoles durante la Transición fue perpetuar la dictadura franquista.[3]