La fuerza aliada de unos 150 barcos chinos de Joseon y Ming, dirigidos por los almirantes Yi Sun-sin y Chen Lin, atacaron a los 500 barcos japoneses al mando de Shimazu Yoshihiro, destruyendo o capturando más de la mitad y previniendo que se unieran a Konishi Yukinaga. Los maltrechos navíos supervivientes de la flota de Shimazu regresaron a duras penas a Busan y unos días más tarde, partieron a Japón. En el apogeo de la batalla, el almirante Yi fue alcanzado por una bala de un arcabuz y murió poco después.