Época pre-code
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La época pre-code de la industria cinematográfica estadounidense hace referencia al breve periodo comprendido entre la introducción del sonido, finales de los años veinte,[1] y la aplicación del Código de Producción de Películas (Motion Picture Production Code), que recogía las directrices de censura. Desde 1934, el Código de Producción de Películas pasó a denominarse, de forma incorrecta, «código Hays». Aunque el código fue adoptado en 1930, el proceso de supervisión era deficiente, motivo por el cual no se aplicó de forma rigurosa hasta el 1 de julio de 1934. Antes de esa fecha, el contenido de las películas estaba más restringido por la legislación local, las negociaciones entre el Comité de Relaciones Cinematográficas (Studio Relations Commitee) y los grandes estudios y la opinión popular, que por el código Hays, muy a menudo ignorado por los productores de Hollywood.
Como resultado, a finales de la década de los veinte y principios de los treinta, las películas incluían o mostraban insinuaciones sexuales, lenguaje vulgar, relaciones interraciales, consumo de drogas ilegales, promiscuidad, infidelidad, aborto, violencia intensa y homosexualidad (aunque, por supuesto, no con la explicitud, lenguaje obsceno y palabras soeces aceptados en el cine desde las últimas décadas XX). Las figuras femeninas fuertes dominaban películas como Hembra (Female), Carita de ángel (Baby Face) y La pelirroja (Red-Headed Woman); los gánsteres de El enemigo público (The Public Enemy), El pequeño César / Hampa dorada (Little Caesar, 1931) y Scarface, el terror del hampa (Scarface) parecían más bien héroes que villanos. Además de personajes femeninos fuertes, las películas mostraban aspectos de índole femenina que no serían retomados hasta mucho después en las pantallas estadounidenses. Los personajes malvados sacaban provecho de sus acciones, a veces sin mayores repercusiones. Tal libertad de tono no volvería a recuperarse hasta los años 1960. Muchas de las grandes estrellas de Hollywood como Clark Gable, Barbara Stanwyck y Edward G. Robinson dieron sus primeros pasos en esa época. Sin embargo, otras estrellas que triunfaron en este periodo, como Ruth Chatterton, Lyle Talbot y Warren William (alias «el rey de la época pre-code») quedaron en el olvido del público general en solo una generación.[2]
Desde finales de 1933 hasta la primera mitad de 1934, el clero católico de Estados Unidos lanzó una campaña en contra de lo que este colectivo consideraba “la inmoralidad del cine estadounidense”. Eso, junto con las investigaciones sociales de aquel momento (que indicaban que las denominadas películas “malas” podrían fomentar los malos comportamientos) y la posibilidad de que el Gobierno controlase la censura cinematográfica, ejerció la presión necesaria para que los estudios aceptaran una mayor supervisión.