Trasplante de cabeza
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Un trasplante de cabeza es un trasplante de la parte del cuerpo que implica el injerto de la cabeza de un organismo en el cuerpo de otro. No se debe confundir con otra operación quirúrgica hipotética, el trasplante de cerebro. El trasplante de cabeza implica decapitar al paciente. No se sabe si algún ser humano fue sometido a tal acto, y aunque se ha realizado en perros, monos y ratas, etc,[1] la tecnología necesaria para volver a unir una médula espinal cortada todavía no se ha desarrollado. Es decir, quien fuera objeto de un trasplante de cabeza se convertiría en tetrapléjico, de la misma manera que le ha sucedido a los animales mencionados, a menos que se desarrollaran las terapias adecuadas.
Sergio Canavero ―miembro del Grupo de Neuromodulación Avanzada, en Turín (Italia)― en un trabajo publicado recientemente afirmó que ya se han superado las barreras tecnológicas por las que este arriesgado procedimiento no fue factible cuando se intentó por primera vez en 1970. Todo lo que quedaría por hacer sería someterlas a prueba y error. Sin embargo sus afirmaciones han sido recibidas con gran escepticismo por la comunidad científica, ya que si realmente se hubieran superado las barreras tecnológicas, ya se podrían tratar las lesiones medulares de los parapléjicos y tetrapléjicos.[2]
La investigación de Canavero está basada en la del doctor Robert White, quien en 1970 logró trasplantar con relativo éxito la cabeza de un simio en el cuerpo de otro, aunque sin conectar el sistema nervioso. Esta técnica se ha propuesto como posiblemente útil para personas que ya son tetrapléjicas y que también sufren de fallos orgánicos generalizados que de otro modo requerirían muchas cirugías de trasplante diferentes y difíciles. La cuadriplejía puede ser una opción aceptable para los enfermos terminales. No existe un consenso uniforme sobre la ética de un procedimiento de este tipo.[3]