Política fiscal en la Unión Europea
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La política fiscal en la Unión Europea (UE) se refiere a la fiscalidad dentro de dicha organización internacional. Esta política se compone de dos ramas: la fiscalidad directa, que es competencia exclusiva de los Estados de la Unión, y la fiscalidad indirecta, que afecta a la libre circulación de mercancías y a la libre prestación de servicios en el Mercado Único Europeo. No obstante, las instituciones europeas han establecido algunas normas armonizadas para la tributación personal y la fiscalidad de las sociedades —como parte de la fiscalidad directa—, y los Estados miembros, por su parte, han tomado medidas conjuntas para evitar la evasión fiscal y la doble imposición. En cuanto a la fiscalidad indirecta, la Comisión Europea armoniza las leyes relativas al impuesto sobre el valor añadido (IVA) y los impuestos especiales. Así se garantiza que, en el mercado interior, la competitividad no sea distorsionada por las variaciones de las tasas de impuesto indirectas y por los sistemas que podrían dar a las empresas de un Estado miembro ventajas “desleales” sobre compañías basadas en otros Estados de la Unión.[1]