Persecución a Falun Gong
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La persecución a Falun Gong es una campaña antirreligiosa iniciada en 1999 por el Partido Comunista Chino para eliminar la práctica espiritual de Falun Gong en China, la cual mantiene una doctrina de ateísmo estatal.[1] Se caracteriza por una campaña de propaganda polifacética, un programa de conversión ideológica forzada y reeducación y una variedad de medidas coercitivas extralegales, como detenciones presuntamente arbitrarias, trabajo forzado y tortura física, que a veces terminan en la muerte.[2]
Falun Gong es una disciplina moderna de qigong que combina ejercicios lentos y meditación con una filosofía moral centrada en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Fue fundada por Li Hongzhi, quién la introdujo al público en mayo de 1992 en Changchun, Jilin. Tras un período de rápido crecimiento en la década de 1990, el Partido Comunista lanzó una campaña para «erradicar» Falun Gong el 20 de julio de 1999.[3]
Un cuerpo extra-constitucional llamado Oficina 610 fue creado para liderar la persecución de Falun Gong.[4] Las autoridades movilizaron a los medios de comunicación estatales, al poder judicial, la policía, el ejército, el sistema educativo, las familias y los lugares de trabajo contra el grupo.[5] La campaña fue impulsada por la propaganda a gran escala a través de la televisión, periódicos, radio e internet.[6] Hay informes de tortura sistemática,[7][8] encarcelamiento ilegal, trabajo forzado, cosecha de órganos[9] y medidas psiquiátricas abusivas, con el objetivo aparente de obligar a los practicantes a retractarse de su creencia en Falun Gong.[3]
Los observadores extranjeros estiman que centenares de miles y quizás millones de practicantes de Falun Gong han sido detenidos en campos de «reeducación por el trabajo», prisiones y otros centros de detención por negarse a renunciar a la práctica espiritual.[4][10] Ex presos han informado que los practicantes de Falun Gong recibieron consistentemente «las sentencias más largas y el peor trato» en los campos de trabajo, y en algunas instalaciones los practicantes de Falun Gong formaron la mayoría de los detenidos.[11][12] En 2009, al menos dos mil practicantes de Falun Gong habrían sido torturados hasta la muerte en la campaña de persecución.[13] Algunos los observadores internacionales y autoridades judiciales han descrito la campaña contra Falun Gong como genocidio.[14][15] En 2009, los tribunales de España y Argentina acusaron a altos funcionarios chinos de genocidio y crímenes de lesa humanidad por su papel en la organización de la represión de Falun Gong.[16][17][18]
En 2006, surgieron acusaciones de que muchos practicantes de Falun Gong habían sido asesinados para abastecer a la industria China de trasplante de órganos.[9][19] Una investigación inicial encontró que «la fuente de 41 500 trasplantes para el período de seis años 2000 a 2005 es inexplicable» y concluyó que «ha habido y sigue habiendo hoy en día sustracciones de órganos a gran escala de practicantes de Falun Gong». Ethan Gutmann estima que 65 000 practicantes de Falun Gong fueron asesinados por sus órganos de 2000 a 2008.[20][21] Tras un análisis adicional, los investigadores elevaron significativamente las estimaciones sobre el número de practicantes de Falun Gong que podrían haber sido seleccionados para la extracción de órganos.[22] En 2008 Relatores Especiales de Naciones Unidas Especiales reiteraron sus peticiones al «gobierno chino para explicar plenamente la alegación de la toma de órganos vitales de los practicantes de Falun Gong y la fuente de órganos para el aumento repentino de trasplantes de órganos que ha estado sucediendo en China desde el año 2000».[23]