Joaquín y Ana se encuentran ante la Puerta Dorada
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Joaquín y Ana se encuentran ante la Puerta Dorada es un tema relativamente frecuente en el arte cristiano. Procedente de una escena de los evangelios apócrifos (especialmente en el Protoevangelio de Santiago), forma parte de algunas series de la vida de la Virgen.
San Joaquín y Santa Ana, de avanzada edad, no tenían hijos, lo que les causaba una gran tristeza, al considerarlo como una muestra de rechazo por Dios. Tras descubrir Ana que, inesperadamente, está embarazada, ambos se encuentran y se abrazan ante la Puerta Dorada de Jerusalén. En la representación visual de la escena suelen incluirse otros personajes anónimos y el entorno arquitectónico. Para evidenciar el gozo que al matrimonio causa la noticia, y el amor que se tienen, se les suele representar en actitud de darse un abrazo, más raramente un beso.[1]