Inquisición portuguesa
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La Inquisición Portuguesa (en portugués: Inquisição Portuguesa) fue un sistema formal de tribunales, denunciantes y calabozos, que actuó en Portugal y las colonias de ultramar del Imperio Portugués, entre 1536 y 1821, con el fin de perseguir a los no católicos, castigar la disidencia religiosa interna católica y, en general, erradicar las prácticas y opiniones condenadas por la Iglesia católica, mediante la coacción y censura. Institucionalmente fue análoga a la Inquisición Española, y al igual que ésta tuvo un estatuto especial, que le permitía actuar con casi completa independencia respecto de la Curia Romana y las autoridades civiles locales,[1] contando con las máximas armas y atribuciones otorgadas por la monarquía portuguesa.[2] En los autos de fe realizados entre 1536 y 1794, la Inquisición Portuguesa ejecutó alrededor de[nota 1] 1183 personas, ejecutó in effigie (destrucción de una representación o retrato, por muerte previa o evasión del condenado, y posterior confiscación de sus bienes) a 663 personas y aplicó diversos castigos a otras 29 611 personas.[3]