Homosexualidad en el fútbol profesional
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La homosexualidad en el fútbol profesional, al igual que en otras disciplinas deportivas, es un tema que históricamente se ha tratado como tabú al interior de los clubes futbolísticos masculinos, tanto dentro de los equipos como a nivel dirigencial, en un ambiente que se percibe predominantemente machista,[1] donde además la figura del futbolista es un modelo de masculinidad a seguir dentro de la cultura futbolística.[2] Han sido comunes las situaciones de homofobia en los estadios, con cánticos y vitoreos, ofensivos y discriminatorios, emitidos por la hinchada o entre los mismos jugadores adversarios y que hacen referencia a la homosexualidad;[3] no obstante, la FIFA, el organismo que regula este deporte a nivel mundial, elaboró una «guía de buenas prácticas» donde prohíbe explícitamente conductas que atenten contra la orientación sexual de las personas, incluyéndose como parte del «juego limpio» en esta disciplina deportiva.[4] Por otro lado, una situación contraria sucede en el fútbol femenino, donde existe una mayor tolerancia social hacia el lesbianismo y la bisexualidad de las jugadoras, con un importante número de futbolistas profesionales que se han declarado públicamente como parte del colectivo LGBT.[5]