Historia del veneno
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La historia del veneno[1] se extiende desde antes del 4500 a. C. hasta la actualidad. Los venenos han sido usados para muchos propósitos durante toda la existencia humana, como armas, antisueros y medicamentos, y han permitido grandes avances en ramas de la medicina, toxicología y tecnología, entre otras.
El uso del veneno se inició en la Edad Antigua, cuando fue utilizado como herramienta de caza para acelerar y asegurar la muerte de las presas. Este uso del veneno se volvió cada vez más sofisticado y muchos pueblos antiguos empezaron a forjar armas diseñadas específicamente para mejorar el envenenamiento. Luego, en la época del Imperio romano, uno de los usos más extendidos para el veneno fue el asesinato. Tan temprano como en 331 a. C., se registraron envenenamientos en la comida o en las bebidas y la práctica se convirtió en común. El uso de sustancias fatales se presentaba en todas las clases sociales. Así, por ejemplo, la nobleza las usaría a menudo para deshacerse de oponentes políticos o económicos en beneficio propio.
En la Edad Media europea, aparecieron curas para muchos de los venenos más conocidos, pero el envenenamiento se convirtió en una forma de matar cada vez más popular. Esta popularidad fue estimulada por la creciente disponibilidad de los venenos; los negocios (conocidos como apotecas) que vendían varios productos medicinales se abrieron al público y, desde allí, las sustancias que habían sido usadas tradicionalmente con propósitos curativos fueron empleadas para otros más siniestros. Aproximadamente en la misma época, otras zonas del mundo hicieron grandes avances en términos de venenos: los árabes habían logrado elaborar arsénico inodoro y transparente, con lo cual los asesinatos se volvieron casi imposibles de detectar. La «epidemia de envenenamientos» se extendió también a partes de Asia por este tiempo.
Con el tiempo, el uso de venenos para fines desviados y efectos nocivos siguió en aumento. Los medios de curación contra estos venenos también siguieron mejorando, aunque continuaron apareciendo nuevos venenos que se volvían populares entre los criminales. En la actualidad, el envenenamiento por intención nociva es menos frecuente y el riesgo de envenenamiento accidental existe ahora más bien en sustancias y productos de la vida cotidiana. Además, su uso se ha ampliado exponencialmente; los venenos son a menudo utilizados como pesticidas, desinfectantes, soluciones de limpieza o conservantes, entre otros usos. A pesar de ello, el primer uso del veneno (como herramienta de caza) aún se mantiene en lugares remotos de países en desarrollo, especialmente en África, América del Sur y Asia.