Historia de las izquierdas en la Argentina
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En la historia política de la Argentina, los partidos de izquierda han tenido una influencia mucho mayor por su actuación en la calle, en la prensa escrita y en las ideas que por sus resultados electorales y su –hasta ahora– nula experiencia en la gestión de gobierno nacional.
Surgidos como subproducto de la acción sindical o revolucionaria, los primeros grupos izquierdistas estuvieron divididos entre el Partido Socialista, que hacían énfasis en la labor política y en algún momento llevaron a Alfredo Palacios al Congreso, y los grupos anarquistas, que rechazaban la acción política y pretendían utilizar a sus sindicatos como herramienta para la revolución social y política.[1] Después del estallido de la Revolución Rusa de 1917, surgieron como ideologías separadas el comunismo, devenido gradualmente en estalinismo, y el trotskismo, que defendía la idea de la revolución permanente. Desde ese momento, también, el Partido Socialista inició una lenta migración a posiciones de centroizquierda –y hasta se desprendió de él un Partido Socialista Independiente, con posiciones de centroderecha y algunos dirigentes nítidamente liberales.[2]
El fenómeno que afectó a todos estos grupos por igual fue el surgimiento del peronismo, que logró la lealtad de gran parte de los más humildes, y especialmente de los trabajadores manuales sindicalizados. Esto obligó a las izquierdas a la confrontación permanente con el peronismo, y tuvo gran influencia en que el Partido Socialista terminase su viraje a ideologías de centro, y colaborase con los grupos de la derecha política en el derrocamiento y la exclusión política del peronismo.
Desde el 56, tras la caída de Juan Domingo Perón, y acompañando el escenario internacional crítico con la URSS, caló entre la izquierda argentina la influencia de la Nueva Izquierda, que en tan solo una década logró instalarse como hegemónica en las juventudes. Se trató de un distanciamiento hacia los Partidos comunistas y a las ideas marxistas, aportando un nuevo foco en valores progresistas. En términos académicos, esto se expresó en la inclusión de innovadoras disciplinas como la sociología de la mano de Gino Germani o la psicología como carreras en la UBA,[3] en lo que Oscar Terán denomina un "proceso de modernización cultural que cubre el decenio 1956-1966". [4] Inspirados por la revolución cubana, la nueva izquierda derivó en Argentina en la creación de movimientos armados, en un clima de creciente radicalización política.[4]
Durante las décadas del 60 y del 70, jóvenes de todas las tendencias –desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda– se lanzaron a la lucha armada como forma central de acción política, mientras los sindicatos, que también tenían sus grupos armados para defenderse, parecían sólidamente incorporados al peronismo. Todos ellos sin distinción –organizaciones armadas, sindicatos, partidos políticos, intelectuales– fueron perseguidos y diezmados por el Proceso de Reorganización Nacional.
A partir del regreso a la democracia, en 1983, el Partido Socialista se mantuvo lejos de las preferencias populares, con la sola excepción de la provincia de Santa Fe, donde gobernó el Estado provincial entre 2007 y 2019; de todos modos, resulta muy problemático considerarlo un partido de izquierda [cita requerida]. La izquierda propiamente dicha abandonó tempranamente al Partido Comunista para seguir a un puñado de partidos trotskistas enfrentados entre sí, y que sólo tardíamente aprendieron a colaborar electoralmente, con lo que lograron llevar al Congreso a varios diputados nacionales, pero en ningún caso la administración estatal nacional, provincial ni local.