Familia japonesa
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La familia japonesa (家族, kazoku?) desempeña un papel fundamental para la perfecta integración en la sociedad japonesa. Está rígidamente basada en la línea de sucesión, según la cual los descendientes se vinculan entre sí a través de una idea de genealogía familiar (系図, keizu?), cuyas relaciones no se basan en la mera sucesión sanguínea, sino que más bien tienen como finalidad el mantenimiento y la perpetuación de la propia familia como institución.[1]
Desde el final del período Tokugawa, cuando la unidad familiar básica era el ie (家, 'ie'? "grupo familiar"), hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando este sistema fue abolido por las potencias aliadas, la estructura de la familia japonesa ha experimentado importantes cambios para llegar a un concepto de familia basado en la igualdad de derechos para las mujeres, la herencia compartida entre todos los hijos y la libre elección de profesión y matrimonio.
Sin embargo, el rápido crecimiento económico que se dio en la posguerra trajo consigo una serie de problemas sociales de diversa índole, especialmente en el ámbito familiar, como la ausencia de una figura paterna para los hijos (motivada por los rígidos horarios de las empresas japonesas en las que trabajan los maridos y padres de familia) y la presión por la autorrealización y el éxito personal de los jóvenes, que han provocado la aparición de diversos trastornos sociales que hacen que los jóvenes japoneses no salgan de casa, recurran a los antidepresivos o se suiciden.