Expedición Shackleton–Rowett
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La Expedición Shackleton-Rowett (1921-1922) fue la última expedición antártica dirigida por Sir Ernest Shackleton, y supuso el último episodio de la Edad heroica de la exploración de la Antártida. La expedición fue financiada por el empresario John Quiller Rowett, y es conocida como Expedición Quest, por el nombre del pequeño barco ballenero noruego reconvertido que fue utilizado en la expedición.
El plan original era explorar un sector del océano Ártico en la zona del mar de Beaufort,[1] pero el plan se cambió pasando a ser la Antártida el objetivo de la expedición después de que el gobierno canadiense anulase su apoyo financiero.[2] Los objetivos de la expedición nunca se formularon claramente, pero en un sentido amplio incluían la realización de estudios oceanográficos y la exploración y cartografiado de las costas. El barco, más pequeño que cualquier otro utilizado en los recientes viajes a la Antártida, resultó insuficiente para la tarea,[3] el viaje se retrasó por su mal desempeño en el mar y por los frecuentes fallos que tenía el motor, lo que provocó una demora para reparaciones en el puerto de Río de Janeiro. Antes de que el trabajo de la expedición pudiese comenzar, falleció Shackleton a bordo del barco,[4] justo después de su llegada a la sub-antártica isla de Georgia del Sur.
El plan que se ejecutó fue un bosquejo del inicial, consistió en un viaje de tres meses a la región oriental de la Antártida, bajo la dirección del segundo al mando Frank Wild. En estas aguas, se pusieron a prueba las carencias del Quest, su velocidad lenta, su gran consumo de combustible, una tendencia a rolar con mar gruesa, y constantes vías de agua. El buque no pudo continuar más allá de la longitud 20°E, muy lejos de su objetivo previsto, y, además, la baja potencia del motor se hacía insuficiente para penetrar en la banquisa. Tras varios intentos infructuosos para avanzar hacia el sur a través de la capa de hielo, Wild regresó con el buque a Georgia del Sur, después de una nostálgica visita a la Isla Elefante, donde él y otras veintiunapersonas habían sido abandonados temporalmente tras el hundimiento del buque Endurance durante la Expedición Imperial Trans-Antártica de Shackleton seis años antes.
Wild había previsto realizar una segunda temporada más productiva en los mares antárticos, por ello llevó el barco a Ciudad del Cabo para hacerl allí una revisión. Una vez en puerto, recibió un mensaje de Rowett ordenándole regresar con el barco a Inglaterra,[5] de ese modo terminó la expedición en silencio. Aunque no se le da mucha importancia a esta expedición en la historia de la exploración polar, el viaje del Quest tiene una relevancia histórica por ser el último de la llamada Edad heroica de la exploración de la Antártida, después comenzó la llamada "Edad Mecánica".[6] En última instancia, el hecho que en la memoria pública define este punto final, y que eclipsó todas las actividades de la expedición, fue la muerte prematura de Shackleton.[4]