Destrucción mutua asegurada
doctrina de estrategia militar de una situación en la cual cualquier uso de armamento nuclear por cualquiera de dos bandos opuestos resultaría en la completa destrucción de ambos / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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La destrucción mutua asegurada (DMA) o destrucción recíproca asegurada (en inglés mutually assured destruction o MAD, palabra que en inglés significa 'loco'), también conocida como «1 + 1 = 0», es la doctrina concebida por John von Neumann de una situación en la cual cualquier uso de armamento nuclear por cualquiera de dos bandos opuestos desembocaría en la destrucción completa de ambos, tanto del defensor como del atacante. Paradójicamente, durante toda la Guerra Fría la capacidad de destrucción mutua asegurada, incardinada en torno a la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética, mantuvo una «paz helada» por la capacidad de disuasión que este potencial acarreaba.[1][2] En efecto, cuando se es consciente de que el único resultado posible de un conflicto (convencional y/o nuclear) es la propia aniquilación —aunque nuestros enemigos resulten igualmente borrados de la faz de la tierra—, los ímpetus belicistas resultan moderados hasta el extremo de desaparecer en la práctica; dicho en otras palabras, disuade eficazmente a cualquier país que tenga armas nucleares, de iniciar hostilidades abiertas contra otra potencia o superpotencia nuclear.[2]
Si bien los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki crearon una «mítica de las armas nucleares» según la cual toda batalla de estas características conllevaría el fin de la civilización, ni Estados Unidos ni la Unión Soviética alcanzarían la «suma cero» hasta finales de la década de 1960, y la capacidad de destrucción mutua asegurada, hasta principios de la década siguiente. Esto quiere decir que, por ejemplo, y contrariamente a la opinión popular, si la crisis de los Misiles de 1962 se hubiera resuelto violentamente ninguno de los oponentes habría resultado aniquilado. En cambio, diversos incidentes con los sistemas de represalia instantánea de ambas superpotencias acaecidos durante los años 1980 y 1990 sí que estuvieron a punto de conducir a la humanidad a una guerra nuclear total.
Como consecuencia de los diversos acuerdos de desarme que caracterizaron el final de la Guerra Fría y la etapa posterior, la capacidad de las principales potencias cayó por debajo de la suma cero total para pasar de nuevo a una situación de suma cero simple. Aun así, las capacidades devastadoras de las nuevas armas nucleares y sus aplicaciones especiales, así como la fragilidad tecnológica de las sociedades modernas, seguían siendo capaces de mantener la disuasión de manera eficaz.