Criónica
congelación de un cadáver humano / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
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La criónica (del griego κρύος [kryos] que significa "frío", "helado", "gélido") o criogenización es la preservación de seres vivos a bajas temperaturas (criopreservación), cuando la medicina actual ya no puede hacer nada por ellos. Así, estas personas se conservarán hasta que haya nuevas formas de tratarlos médicamente y revivirlos.
Comúnmente se confunde con varios términos como criobiología, criogenia y criopreservación. La criobiología es una rama de la biología que estudia los efectos que producen las bajas temperaturas en los organismos vivos, por lo que las investigaciones realizadas en este campo representan la base biológica de la criónica. La base física se establece por la criogenia, el conjunto de técnicas empleadas para la obtención de temperaturas iguales o inferiores a la ebullición del nitrógeno; es decir, la relación se limita a la dada por la tecnología usada.[1] Los dos campos anteriores modelan las premisas indispensables de la criónica: la criopreservación, que se refiere al proceso por el cual los tejidos u organismos son congelados; y el desarrollo tecnológico en reparación y descongelamiento.[2]
La criónica es vista con escepticismo dentro de la comunidad científica y no forma parte oficial de la medicina. No se sabe si será posible revivir a un cadáver humano criopreservado. La criónica depende de la creencia de que un cuerpo congelado no ha sufrido la muerte teórica de la información (es decir, destrucción del tejido cerebral humano (o cualquier estructura capaz de constituir a la persona) y de la información contenida en él de forma tan extensa, que la recuperación de la personalidad original se vuelve teóricamente imposible por cualquier medio físico).[3] Tales creencias son consideradas especulativas por parte de la ciencia.[4]
Actualmente, la criopreservación de personas o grandes animales no es reversible; no sucede así con organismos inferiores, llegándose inclusive a demostrar la persistencia de la memoria en el Caenorhabditis elegans como modelo experimental.[5] Otros animales como las ranas pueden sobrevivir durante algunos meses en un estado parcialmente congelado con ciclos sucesivos de congelación-descongelación.[6] Por ejemplo, Lithobates sylvaticus, la rana de la madera puede sobrevivir en condiciones naturales durante 7 meses a temperaturas inferiores a –18 °C.[7] Hyla japonica, la rana arbórea japonesa (antes llamada rana de la madera), es considerada la especia anfibia más resistente al frío, llegando a soportar temperaturas máximas de –30 °C a -35 °C durante cuatro meses.[8]
A pesar de los avances que se han desarrollado, la criónica es un tema tratado con escepticismo por determinadas partes de la comunidad científica,[9] tachándola de pseudociencia. Las críticas sostienen que la práctica actual tiene limitaciones debido a la tecnología; sin embargo, los crionicistas responden que la demostración de la reversibilidad de la preservación no es necesaria para alcanzar el objetivo actual de la criónica, que es la preservación del cerebro, suficiente para prevenir la muerte teórica de información hasta que sea posible repararla en el futuro. Entre los crionicistas se encuentran científicos de diversas disciplinas como la biología, la ética, la teología, la física, la nanotecnología, la computación y la neurociencia.[10] El apoyo se basa en proyecciones de tecnología futura, especialmente de nanotecnología molecular y de nanomedicina; se espera que en algunas décadas o siglos sean posibles la reparación y regeneración a nivel molecular de los órganos y tejidos dañados.[11]
De acuerdo a la ley, las prácticas criónicas solo se puede efectuar después de la muerte legal del paciente,[12] dictamen que habitualmente suele basarse en el paro cardíaco (solo en contadas ocasiones se basa en mediciones de actividad cerebral).
En 2018 se desarrolla un nuevo proceso, la vitrifixation o aldehyde-Stabilized cryopreservation, pero según los expertos falta el mantenimiento del umbral de excitabilidad de las sinapsis. En 2023 la urgencia es pues orientar las investigaciones hacia la conservación del umbral de excitabilidad de las sinapsis durante la vitrifixation.[13][14][15][16]