Crisis del PSOE de 2016
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La crisis del PSOE de 2016 es entendida como el conflicto interno en el Partido Socialista Obrero Español por el control político del mismo durante el otoño de 2016. Si bien el conflicto se puede remontar desde mucho antes del año 2016,[1] el enfrentamiento directo estalla cuando, tras celebrarse dos elecciones generales sin haberse conseguido formar Gobierno, el partido debe tomar una decisión de entre las siguientes:
- Intentar formar un Gobierno de coalición junto a partidos de izquierda, nacionalistas e independentistas, pese a las grandes diferencias ideológicas. Esta opción era defendida por la dirección política del PSOE encabezada por Pedro Sánchez (la facción "sanchista"), pero no contaba con apoyos suficientes en el Comité Federal del partido, que era quien tenía que ratificar la decisión final.
- Abstenerse en una hipotética votación de investidura de Mariano Rajoy, candidato del Partido Popular y tradicional partido antagónico del PSOE. Esta era la opción defendida por amplios sectores del partido (la facción "susanista"), pero no contaba con el visto bueno de la dirección del partido y, por tanto, nunca sería presentada por Pedro Sánchez ante el comité federal.
- Mantener la negativa a investir a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, aun a riesgo de que se tuviesen que celebrar unas terceras elecciones generales en menos de un año. Esta opción era defendida por el sector sanchista en caso de que fracasasen sus negociaciones de un Gobierno alternativo y rechazada de plano por el sector susanista. Como básicamente no suponía modificar la posición del partido, era la única viable en las circunstancias de aquel momento.
Se considera el inicio de la crisis la dimisión de 17 miembros[2] de la Comisión Ejecutiva Federal el 28 de septiembre de 2016, tras anunciar Pedro Sánchez sus planes de celebrar un Congreso que terminara, según explicaba, con el cuestionamiento interno al que era sometido cuando trataba de negociar un Gobierno alternativo. La crisis desembocaría con la dimisión del propio secretario general, Pedro Sánchez el 1 de octubre[3] y la creación de una gestora que tomó el control del partido con Javier Fernández Fernández al frente. Finalmente esto llevaría a la abstención de los diputados socialistas en la votación (con excepción de algunos diputados del PSC) para la investidura del Gobierno del Partido Popular, consiguiendo Mariano Rajoy, líder de este último, la ratificación como Presidente del Gobierno y el fin del bloqueo político del país.