Cerámica nicoyana
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La cerámica nicoyana es el arte más representativo de la cultura de la Gran Nicoya, la cual se desarrolló por espacio de 2000 años en la región del Pacífico nicaragüense y el Pacífico norte de Costa Rica (actual provincia de Guanacaste), siendo parte íntegra de la cultura artesana aborigen costarricense.[1] Por su calidad y acabado, durante la época prehispánica, llegó a convertirse en un preciado producto de intercambio comercial con otras regiones de Mesoamérica y Sudamérica.[2]
La manufactura de la cerámica nicoyana fue una labor especializada en la cual intervenían tanto la sensibilidad del artista como la necesidad de adquirir un bien utilitario.[3] Las principales manifestaciones de esta cerámica se dieron en la elaboración de vasijas de diversos estilos, en la que sobresale la cerámica policromada, con motivos mesoamericanos, a partir de 500 d. C., así como colecciones de instrumentos musicales, incensarios y esculturas antropomorfas hechas de arcilla. La tradición de la alfarería nicoyana prehispánica subsiste hasta la actualidad en las manos de artesanos chorotegas asentados en los pueblos de Guaitil de Santa Cruz y San Vicente de Nicoya, siendo el único producto artístico con registro de denominación de origen (D.O) reconocido por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en Centroamérica.[4]