Castellano (Sacro Imperio Romano Germánico)
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Los términos alemanes burgherr (lit. ‘señor del castillo’) y burgmann (lit. ‘hombre del castillo’),[1][n 1] en latín oppidanus o castrensus, habitualmente traducidos al español como castellano, se refieren a títulos ostentados por los castellanos del Sacro Imperio Romano Germánico —en su mayoría patricios— que muchas veces, junto a otros castellanos de la ciudad o de la villa, se convirtieron en regidores de la misma, formando entre ellos el concejo municipal (como fue el caso del patriciado de Núremberg).[2]
En algunas partes, el poder de los castellanos era tal que generaba tensiones y hasta conflictos armados con la nobleza tradicional, cuyos miembros dentro del sistema feudal germánico se consideraban los legítimos señores de sus dominios, por lo que esperaban seguir cobrando parte de los impuestos y los derechos que les correspondían. Los castellanos, en cambio (a partir del cisma con los burgraves), solo se veían obligados a pagar impuestos a las arcas imperiales (de los que luego estarían exentos por su posición), constituyendo la base de lo que llegaría a llamarse ciudad imperial libre.[3] En la Franconia de los Hohenzollern, por ejemplo (tras la caída de los Hohenstaufen), el papel de los castellanos en la vida civil cobraba cada vez más importancia a costa de los burgraves, condición que dio lugar a varios conflictos armados.
Hacia finales de la Edad Media y a lo largo del siglo XV, el cargo de burgmann se iría desapareciendo, convirtiéndose en un estatus social.