Campaña de las Cien Flores
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La Campaña de las Cien Flores, también denominada el Movimiento de las Cien Flores (en chino tradicional, 百花運動; en chino simplificado, 百花运动; pinyin, bǎihuā yùndòng), se refiere a un breve período entre 1956 y 1957 en la historia de la República Popular China en el que el líder del Partido Comunista (PCCh) Mao Zedong alentó las críticas y el debate acerca de los problemas políticos y económicos que aquejaban al país, bajo la consigna :
“Permitir que 100 flores florezcan y que cien escuelas de pensamiento compitan es la política de promover el progreso en las artes y de las ciencias y de una cultura socialista floreciente en nuestra tierra”.
Campaña de las Cien Flores | |||||
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Parte de Dictadura de Mao Zedong | |||||
Mao Zedong en la Conferencia Suprema del Estado del 2 de mayo de 1956. | |||||
Localización | |||||
País | República Popular China | ||||
Datos generales | |||||
Tipo | campaña | ||||
Histórico | |||||
Fecha de inicio | 1956-1957 | ||||
Fecha de fin | julio de 1957 | ||||
Cronología | |||||
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La primera parte de la frase suele ser recordada en Occidente a partir de la traducción incorrecta “que mil flores florezcan” y suele ser usada para referirse a los supuestos esfuerzos deliberados de deshacerse de los disidentes, después de haberlos alentado a expresar sus críticas hacia el régimen, antes de haber procedido a detenerlos y reprimirlos.[1]
Esta visión es apoyada por la autora Jung Chang, quien afirma que la campaña fue en realidad una trampa política y que Mao primero procuró que saltasen aquellas voces más críticas contra su nuevo régimen y la ortodoxia ideológica del PCCh, para luego proceder a acallarlas mediante una persecución y represión más o menos selectivas. También Nikita Jrushchov incide en sus memorias en esta visión al afirmar que Mao había animado a la gente "a expresarse más abiertamente y así poder cortar mejor…aquellas flores cuyo olor o aroma se estimase equivocado".[2] No obstante, esa crítica ha sido desafiada principalmente porque el primer ministro Zhou Enlai desempeñó un importante papel en la campaña. La represión que siguió al fracaso de la campaña terminó radicalizando la ortodoxia ideológica maoísta frente a eventuales opiniones particulares divergentes o disidentes.