Arte erótico en Pompeya y Herculano
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El arte erótico en Pompeya y Herculano ha sido exhibido como arte y censurado como pornografía. Las ciudades de la Antigua Roma en torno a la bahía de Nápoles fueron destruidas por la erupción del Vesubio en 79, preservando así sus edificios y artefactos hasta que se iniciaron las excavaciones arqueológicas en el siglo XVIII. Estas excavaciones revelaron que las ciudades eran ricas en artefactos eróticos como esculturas, frescos, y objetos del hogar decorados con temas sexuales.
La ubicuidad de tales imágenes y artículos indica que el tratamiento de la sexualidad en la antigua Roma era más relajado que la cultura occidental actual; sin embargo, gran parte de las imágenes que al espectador moderno podrían parecer eróticas —como por ejemplo los falos de grandes dimensiones— podían formar parte de la imaginería de la fertilidad. Este choque de culturas dio lugar a que un gran número de artefactos eróticos de Pompeya estuvieran cerrados lejos del público durante casi 200 años, pero abierto únicamente a petición expresa de los estudiosos.[1]
En 1819, cuando el rey Francisco I de las Dos Sicilias visitó la exposición de Pompeya en e Museo Arqueológico Nacional de Nápoles con su esposa y su hija, quedó avergonzado por el arte erótico y ordenó que fuera cerrado en un «gabinete secreto» —en referencia a los cuartos de maravillas|gabinetes de curiosidades—, que únicamente podía acceder la «gente de edad madura y moralmente respetados». Abrió, cerró, volvió a abrir de nuevo y luego cerró durante casi 100 años, hasta que el gabinete secreto se hizo accesible brevemente al final de la década de 1960 —durante la revolución sexual—, y finalmente se reabrió para su visualización en el 2000. Actualmente se puede visitar, pero los menores de edad deben entrar en el gabinete secreto en presencia de un adulto o con un permiso por escrito.