Usuario:Artistosteles/Taller
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En la Sozial-Politisches Zentralblatt de Berlín, un tal B. V. Struve publica un largo artículo sobre el libro de usted; concuerdo con él en este punto: en que también para mí la actual fase capitalista del desarrollo ruso es una consecuencia inevitable de las condiciones históricas creadas por la Guerra de Crimea, la forma en que se llevó a cabo la modificación de la condición de la agricultura en 1861, y al estancamiento político general de Europa. En cambio, se equivoca de medio a medio cuando compara el estado actual de Rusia con el de Estados Unidos, a fin de refutar lo que llama vuestras visiones pesimistas del futuro. Dice que las malas consecuencias que tiene en Rusia el capitalismo moderno serán superadas con tanta facilidad como lo son en Estados Unidos. En este punto olvida por entero que EE.UU. es moderno, burgués, desde el comienzo mismo; que fueron fundados por pequeños burgueses y campesinos que escaparon al feudalismo europeo para instaurar una sociedad puramente burguesa. Mientras que en Rusia tenemos una base de carácter comunista primitivo, una Gentilgesellschalt[4] precivilizada en proceso de descomposición, es verdad, pero que sigue sirviendo de base, de material sobre el cual opera la revolución capitalista (pues es una verdadera revolución social). En Norteamérica, la economía monetaria, se estableció por completo y por más de un siglo, al tiempo que en Rusia la economía natural era casi exclusivamente la regla. En consecuencia, es lógico que la transformación operada en Rusia sea muchísimo más violenta, mucho más decisiva, y vaya acompañada de sufrimientos inmensamente mayores que lo que podría ser en Norteamérica.
Pero a pesar de todo ello, sigue pareciéndome que la visión de usted es más sombría de la que justifican los hechos. No hay duda de que el paso del comunismo agrario primitivo al industrialismo capitalista no puede efectuarse sin una tremenda dislocación de la sociedad, sin la desaparición de clases enteras y sin su transformación en otras clases; y en los enormes sufrimientos y el derroche de vidas humanas y de fuerzas productivas que ello necesariamente implica, los hemos visto —en menor escala— en Europa occidental. Pero de ahí a la completa ruina de una grande y altamente dotada nación, media un largo trecho. El rápido aumento de población al que ustedes han estado acostumbrados, puede detenerse; la atolondrada deforestación, combinada con la expropiación de los antiguos terratenientes así como de los campesinos, puede provocar un derroche colosal de fuerzas productivas. Pero después de todo, una población de más de cien millones de habitantes terminará por proveer un considerable mercado interno a una muy respetable gran industria, y entre vosotros, como en todas partes, las cosas acabarán por alcanzar el nivel que les es propio (...) si el capitalismo dura lo suficiente en Europa occidental.
Usted mismo admite que “las condiciones sociales rusas después de la Guerra de Crimea no eran favorables al desarrollo de la forma de producción heredada de nuestra historia pasada”. Yo iría más lejos, y diría que ni en Rusia ni en parte alguna habría sido posible construir una forma social superior a partir del comunismo agrario primitivo, a menos que esa forma superior existiese ya en otro país, para servir de modelo. Siendo esa forma superior, dondequiera que sea históricamente posible, la consecuencia necesaria de la forma capitalista de producción y de los antagonismos sociales de carácter dual creados por ella, no podría formarse directamente partiendo de la comuna agraria, a menos que fuese imitando un ejemplo ya en existencia en cualquier otra parte. Si el occidente europeo hubiese estado maduro para esa transformación en 1860-1870, si esa transformación hubiese sido llevada a cabo por Inglaterra. Francia, etc., los rusos habrían sido llamados a demostrar lo que podía hacerse de su comuna, que entonces estaba más o menos intacta. Pero el Occidente permaneció estancado, no se intentó tal transformación, y el capitalismo se desarrolló con velocidad creciente. Y como Rusia no podía elegir sino entre transformar la comuna en una forma de producción separada de aquella por una cantidad de etapas históricas, y para lo cual ni siquiera en Occidente estaban entonces maduras las condiciones —tarea evidentemente imposible— o bien tornarse capitalista, ¿qué le quedaba sino la segunda posibilidad?
En cuanto a la comuna, sólo es posible mientras las diferencias de riqueza entre sus miembros son insignificantes. Tan pronto como aumentan estas diferencias, tan pronto como uno de sus integrantes se esclaviza por deudas a los más ricos, no puede ya vivir. Los kulaki y miroyedy[5] de la Atenas de antes de Solón destruyeron la gens ateniense con la misma implacabilidad con que los de vuestro país destruyen la comuna. Temo que esa institución esté condenada. Pero, en cambio, el capitalismo inaugura nuevos panoramas y nuevas esperanzas. Fíjese en lo que ha hecho y está haciendo en Occidente. Una gran nación como la vuestra sobrevive a cualquier crisis. No hay calamidad histórica que no tenga su progreso histórico compensativo. Sólo cambia el modus operandi. Que les destinées s'accomplissent![1]
Con el título antes mencionado, Ludwig Woltmann ha publicado recientemente un libro en el que examina las relaciones que mantienen las dos grandes corrientes científicas influyentes de la actualidad: las enseñanzas de Darwin en el ámbito de la filosofía natural y las enseñanzas de Marx en el ámbito de las ciencias económicas. – tener uno al otro.
Como es bien sabido, la gran mayoría de los representantes del darwinismo, tanto en su forma antigua como en la nueva, por una parte, y los exponentes del socialismo científico, por otra, libran un vivo combate sobre la cuestión de hasta qué punto están de acuerdo el darwinismo y el socialismo, y especialmente si el darwinismo se opone a las teorías del socialismo en lo que respecta a la vida social; y si esas teorías se ven favorecidas o retardadas por el conocimiento del darwinismo.
Todos los exponentes conocidos del darwinismo sostienen no sólo que el darwinismo no es favorable al socialismo, sino que las dos teorías son directamente antagónicas entre sí. Y el exponente más destacado del darwinismo en Alemania, Ernst Haeckel, escribe: – “El darwinismo –la teoría de la selección– es, a los ojos de un crítico sin prejuicios, un principio aristocrático que consiste en la supervivencia del más fuerte”.
Sólo una pequeña parte de los exponentes del darwinismo representan otra visión del caso. Comparten más o menos las opiniones de los socialistas, de que el darwinismo está de acuerdo con el socialismo en referencia al desarrollo de la sociedad humana, sólo que no puede aplicarse a la evolución humana de la manera tosca y mecánica común entre los exponentes del darwinismo.
En el libro que reseñamos, Woltmann somete las dos escuelas darwinianas, así como las diversas escuelas de economía y filosofía, a una investigación y un examen, en la medida en que sus puntos de vista parecen tener alguna importancia para la cuestión, cuya conclusión llega siendo que el darwinismo y el socialismo no son mutuamente antagónicos, y que la teoría darwiniana de la supervivencia del más fuerte en la lucha por la existencia encontrará su expresión en el Estado socialista –en lo que respecta a la humanidad– en el establecimiento de la unidad entre el hombre. y la naturaleza.
Woltmann ha presentado los argumentos y el material, a favor y en contra, de tal manera que los exponentes del darwinismo, que normalmente ignoran las ciencias sociales, no pueden dejar de comprender la situación real de la cuestión. Por supuesto, está por verse si su examen causará alguna impresión en sus oponentes darwinistas.
En su ignorancia y descuido del estudio de los problemas sociales, los representantes actuales del darwinismo siguen, casi sin excepción, el ejemplo de su amo y amo. Pero el colosal trabajo que realizó Darwin ofrece una solución. excusa para él que, sin embargo, no puede extenderse a sus seguidores. Además, el movimiento social y los problemas sociales han alcanzado, desde la muerte de Darwin, una importancia y un alcance que nadie en su época hubiera podido concebir posible y, por parte de los socialistas, la cuestión de la importancia que el darwinismo tiene para la evolución social Se ha discutido tan repetidamente que los exponentes del darwinismo tienen ex cátedra todas las razones para preocuparse un poco por la economía política.
El lector recuerda la ignorancia de Darwin sobre los fenómenos económicos mediante la reproducción de la carta enviada por Darwin a Marx en la que agradece a este último el regalo de su libro "Das Kapital" y, entre otras cosas, dice: "Deseo de todo corazón que yo Poseía un mayor conocimiento del profundo e importante tema de las cuestiones económicas, lo que me haría un destinatario más digno de su regalo”.
Darwin admite aquí en lenguaje sencillo su ignorancia de las cuestiones económicas, pero nunca se permitió juzgar al socialismo. Muy diferente ocurre con sus sucesores, especialmente con Ernst Haeckel, quien se iluminó sobre el antagonismo entre darwinismo y socialismo antes de haber leído un escrito socialista. Woltmann cita un ejemplo divertido de esto en una nota al libro. Dice que cuando en la primavera de 1894, siendo un joven estudiante, visitó a Haeckel para consultarle sobre alguna cuestión relacionada con el darwinismo y el socialismo, descubrió que Haeckel no tenía una concepción real de las doctrinas económicas e históricas del socialismo, y que hasta Durante el verano de 1893 sólo había leído mi libro "Die Frau und Der Sozialismus", y probablemente poco, ya que en él lo había atacado duramente. El hecho de que no sea mejor que otros representantes del darwinismo es múltiple.
Si, como dice Woltmann, "hay que acercar el socialismo a la enseñanza de la evolución natural más estrechamente que hasta ahora", no se puede achacar la culpa a los socialistas, que no han dejado de comprenderlo, sino que se debe a a los exponentes del darwinismo, para quienes, como demuestra ampliamente el autor, la advertencia es muy necesaria.
Woltmann dice más adelante: “Para comprender el progreso de la cultura humana es necesario tener en cuenta otras consideraciones además de las económicas, que pueden ser proporcionadas por la fisiología y la biología general, por ejemplo, la comprensión de las leyes de diferenciación, adaptación y , y transmisión, y es necesario al menos un estudio especial para encontrar: si la selección natural ha ejercido su influencia en la lucha individual y de clases, por qué ha sido inoperante y qué puede haber ocupado su lugar. Estas cuestiones no han sido consideradas por Marx y Engels”. Sin embargo, esto no es del todo cierto; pues en el Anti-Dühring Engels ha discutido ampliamente la conexión entre los resultados de la filosofía natural y las leyes de la evolución de la sociedad, y el propio Woltmann dedica un gran espacio en su libro a esta obra que da respuesta a su afirmación. La posición según Engels es que la esfera del trabajo se convierte dentro de la sociedad en un campo de combate de dimensiones cada vez mayores: “Es la lucha darwiniana por la existencia individual en la que la naturaleza, con ira potencial, envuelve a la sociedad. El punto de vista natural del animal aparece como la cumbre de la sociedad humana”.
En la sociedad humana, el individuo ocupa una posición dual que ninguna otra criatura, jamás tan desarrollada, puede poseer. El hombre es a la vez un ser individual y un ser social. Como este último, es nuevamente miembro de una clase con intereses separados y especiales, que son más o menos opuestos a los intereses de otras clases e influyen en la situación y el desarrollo de personas separadas en un grado mayor que su naturaleza personal. Esto distingue al hombre de los demás animales y hace imposible considerarlo en su evolución desde el mismo punto de vista que ellos.
La obra de Woltmann plantea otra idea. Independientemente del darwinismo, uno puede comprender las leyes evolutivas de la sociedad en sus diversos grados de desarrollo, pero el darwinista, como tal, nunca podrá comprender las leyes evolutivas de la sociedad humana, si no comprende el socialismo científico y, con él, su base. Materialismo histórico. Sin esto, nos quedamos en la concepción tosca y puramente mecánica del darwinismo, que todavía domina a la mayoría de los exponentes de las teorías de Darwin. Woltmann opina que la ayuda lógica que el socialismo moderno ha recibido de la filosofía hegeliana no es suficiente y que el socialismo obtendría mayor poder científico si volviera, en lo que respecta a sus proposiciones abstractas, a la filosofía de Kant.
Todos admiten que las enseñanzas y concepciones de Marx y Engels no son de un orden soli me tangere , que no son dogmas establecidos inmutables para siempre. Los desarrollos sociales, cuyas fases individuales el profeta más claro y exacto no podría predecir, pueden afectar modificaciones en ellos, pero seguirán siendo la base firme sobre la cual nos esforzaremos, en cuyo respecto se encuentran en una posición análoga a la enseñanza de Darwin.
Woltmann ha realizado una investigación sistemática de los mundos ideales socialista y darwiniano desde el punto de vista de la historia del desarrollo social y de la política social, y lo ha hecho de manera diligente y digna de elogio. En el curso de su investigación se topa con la cuestión largamente discutida de la transmisión del carácter adquirido, en la que la gran mayoría de los darwinistas siguen a Haeckel, L. Buchner y W. Haacke, mientras que una minoría se pone del lado de Weissmann. Respecto a esta discusión tengo que hacer una explicación. Después de que Woltmann haya revisado brevemente mi concepción del darwinismo en referencia a la sociedad humana, que he expuesto en “Die Frau und der Sozialismus”, continúa: “A Bebel se le puede reprochar (por parte de los darwinistas) que no comprende el darwinismo. , y plantea falsamente la afirmación del socialismo. Sin duda hay rupturas en el orden de las ideas de Bebel, por ejemplo, al no reconocer que la historia previa de la evolución de la especie humana se deriva de las mismas leyes que la de los animales y las plantas”, y continúa argumentando como si este pensamiento fuera en realidad el mío. Esto se debe a que evidentemente no ha comprendido qué es lo que he dicho en referencia a la relación del darwinismo con la evolución de la sociedad humana... Pero Woltmann va más allá, y aquí nuestras opiniones difieren marcadamente. Dice: “Pero Bebel, y con él todos los partidarios dogmáticos del materialismo histórico, pasan por alto el hecho de que el hombre no sólo tiene un razonamiento científico, sino también un ser moral y práctico, y que la reacción de la conciencia moral en las condiciones actuales engendra la idea de una forma superior de sociedad y traerá su realización”.
Ciertamente el hombre es un ser moral; tiene percepciones que llamamos morales. Pero cuando estas percepciones morales se relacionan con la sociedad, encontramos que las opiniones morales dependen de los intereses de clase. La influencia que produce la moral social es también de naturaleza muy materialista y, por tanto, mi estimación de la reacción de la conciencia moral sobre las condiciones presentes y futuras es diferente a la de Woltmann. La idea de que la conciencia moral ha causado hasta ahora la transformación de las formas económicas y políticas de la sociedad humana será cuestionada por nosotros, los “partidarios dogmáticos” del materialismo histórico, hasta que nuestros oponentes estén en condiciones de darnos otra base más clara para explicar la situación. fenómenos en cuestión. A nosotros nos parece que la explicación del materialismo histórico es completamente suficiente y, finalmente, a un método no se le puede pedir más que que haga lo que se desea de él. Una vez más, no he dicho que las condiciones existentes sean adecuadas para la humanidad, sino que las clases perjudicadas por estas condiciones se han esforzado por adaptarlas a sus intereses y necesidades. Ésta es la diferencia que existe entre el hombre y los demás animales.
Más adelante Woltmann vuelve a dirigir su atención hacia mí cuando dice: "Debemos oponernos decididamente a Bebel cuando infiere (tratándose de la existencia de promiscuidad en las relaciones entre hombres que viven en hordas) que la poligamia y la poliandria se practicaban universalmente". Si Woltmann hubiera leído el prefacio de la vigésima quinta edición de “Die Frau”, probablemente no habría hecho esta observación, que parece surgir de una falsa ira moral. En ese prefacio, tratando sobre Ziegler, he escrito: – “En el capítulo veinte del libro de Darwin, 'El origen del hombre', que trata del carácter sexual secundario del hombre, dice que había pensado en la existencia del matrimonio común, y su anterior condición de promiscuidad, increíble. Sin embargo, había descubierto que todos aquellos que habían estudiado más a fondo el tema eran de la opinión de que la promiscuidad era la forma original y general de conexión sexual en toda la tierra, incluyendo la conexión sexual entre hermanos y hermanas...
Más allá de esto, tenemos las leyendas muy instructivas de los antiguos, de las cuales se desprende que en tiempos primitivos la conexión sexual era común entre padres e hijos, y no simplemente entre hermanos y hermanas. La leyenda de Lot, que cometió incesto con sus hijas sin haber provocado la ira de la Biblia, muestra que no se trataba de un hecho inusual, aunque en aquella época los judíos habían alcanzado el estadio intermedio de la barbarie. Otros ejemplos de conexión incestuosa han sido citados en un número anterior de Die Neue Zeit , de Paul Lafargue, por ejemplo, la leyenda de que Brahma estaba casado con su hija Saravasth; la leyenda de que Amon es el cónyuge de su madre y la conexión similar entre Uranos y su madre Gäa. No debemos sorprendernos de la irregularidad del comercio sexual entre las hordas, ya que el propio término horda transmite esa impresión.
En la satisfacción de la pasión sexual, el hombre moderno a menudo cae más bajo que los animales. Me refiero a los peores excesos sexuales (los excesos de la lujuria y la prostitución antinatural). Sin embargo, en tiempos primitivos el hombre era un animal.[2]
El beneficio económico no puede venir del intercambio de un igual valor. Tampoco de un intercambio desigual o "injusto", porque los beneficios ganados por el vendedor son perdidos por el comprandor, o viceversa, pero el valor total presente en el intercambio es el mismo:
Supongamos que todos los intercambios de mercancías sean enteramente justos; supongamos que cada comprador obtiene el valor total de los bienes por su dinero, y que cada vendedor recibe en dinero el valor total del trabajo necesario invertido en su producto. Entonces, si, como suelen suponer los economistas políticos, cada productor vende lo que no quiere y compra con el dinero así obtenido lo que quiere, pero que él mismo no produce, entonces todas las cosas son para lo mejor en el mejor de los mundos económicos; pero la formación del Capital (esta palabra tomada, por el momento, en su significado habitual) es imposible. Un hombre puede ahorrar dinero o almacenar bienes, pero todavía no puede utilizarlos como Capital, excepto quizás prestando el dinero a interés. Pero ésta es una forma de Capital, aunque muy antigua, pero muy subordinada y primitiva. La obtención de beneficios es imposible sobre la base supuesta anteriormente.[...]
Supongamos, finalmente, que las ganancias sean el resultado de hacer trampa. Te vendo una tonelada de hierro por 5 £, cuando no vale más de 3 £. En ese caso, yo soy 2 £ más rico y tú eres 2 £ más pobre. Antes del trato, usted tenía 5 £ en dinero y yo tenía 3 £ en valor de hierro, es decir, 8 £ en total. Después del trato, usted tiene 3 £ en hierro y yo 5 £ en oro, juntos nuevamente 8 £. El valor ha cambiado de manos, pero no se ha creado, y para que las ganancias sean reales deben ser valor recién creado. Es evidente que la totalidad de la clase capitalista de un país no puede engañarse a sí misma.[3]
La dictadura del proletariado es una forma singular de alianza de clase del proletariado, vanguardia de los trabajadores, y los numerosos sectores no proletarios (pequeña burguesía, pequeños propietarios, campesinos, intelectuales, etc.) de trabajadores o la mayoría de ellos, alianza dirigida contra el capital, alianza que persigue el derrocamiento completo del capital, el aplastamiento completo de la resistencia de la burguesía y de sus tentativas de restauración, alianza que se propone la instauración y consolidación definitivas del socialismo.[4]
"No creo que el Universo comenzó con el Big Bang...".Sir Roger Penrose
https://www.youtube.com/watch?v=iP22Dd9GP4U&ab_channel=BerthaAliciaGalindo
3. Problemas con el modelo cosmológico estándar
Desafíos
Los principales desafíos al modelo estándar provienen de las pequeñas escalas. Las simulaciones numéricas muestran que se esperan muchos halos de pequeña masa, pero se han encontrado muchas menos galaxias satélite de la Vía Láctea. SDSS ha encontrado recientemente más galaxias de baja masa [14], pero todavía hay un déficit. Una posibilidad es que la comparación no se haya hecho de manera justa: es posible que la velocidad circular completa del halo no se alcance hasta más allá de los radios exteriores visibles de las galaxias enanas [15]. Sin embargo, al final es probable que los procesos de retroalimentación de la formación estelar sean la clave: los pozos potenciales son muy poco profundos y las galaxias enanas observadas tienen fracciones bariónicas muy bajas, por lo que probablemente haya una población de enanas aún más débiles con pocas estrellas. El otro punto de tensión es el perfil interno de las enanas dominadas por la Materia Oscura, que son menos profundos de lo que predice la teoría. Este es hasta cierto punto un tema abierto, pero existen posibles soluciones con barras o halos triaxiales. La Materia Oscura que interactúa automáticamente puede eliminar las cúspides teóricas [16], pero es posible que la sección transversal requerida ya esté casi descartada (ver la siguiente sección).
https://iopscience.iop.org/article/10.1088/1742-6596/120/2/022001/pdf
CUANDO UN OSCURO METEORÓLOGO RUSO llamado Alexander Friedmann propuso, en 1922, que el Universo podría estar expandiéndose, Albert Einstein estaba seguro de que estaba equivocado. Cinco años antes, Einstein había publicado un modelo estático del Universo y todavía estaba convencido de que era correcto. En un error poco común pero dramático, Einstein reforzó sus creencias infundadas con un cálculo erróneo y envió una nota al Zeitschrift fur Physik afirmando que la teoría de Friedmann violaba la conservación de la energía. Sin embargo, ocho meses después, tras la visita de un colega de Friedmann, Einstein admitió su error y publicó una retractación. Admitió que las ecuaciones de la relatividad general permiten la posibilidad de un universo en expansión.
Hoy en día, la teoría del Big Bang, que comenzó con los cálculos de Friedmann en 1922, se ha convertido en la visión aceptada de la cosmología. La expansión del Universo fue observada por primera vez a principios de la década de 1920 por Vesto Melvin Slipher, y en 1929 fue codificada por Edwin Hubble en lo que hoy conocemos como "Ley de Hubble": en promedio, cada galaxia distante se aleja de nosotros con una velocidad que es proporcional a su distancia. En 1965, Arno Penzias y Robert Wilson detectaron un fondo de radiación de microondas que llegaba a la Tierra desde todas direcciones: el resplandor de la primordial bola de fuego densa y caliente. Hoy sabemos, basándonos en los datos del satélite Cosmic Background Explorer (COBE) (ver Beam Line , Vol. 23, No. 3, Otoño/Invierno de 1993), que el espectro de esta radiación de fondo concuerda con una precisión exquisita: 1/ 30 del 1 por ciento, con el espectro térmico esperado para el brillo de la materia caliente en el Universo temprano. Además, los cálculos de la nucleosíntesis en el universo primitivo muestran que la teoría del Big Bang puede explicar correctamente la abundancia cósmica de los isótopos nucleares ligeros: hidrógeno, deuterio, helio-3, helio-4 y litio-7. (Creemos que los elementos más pesados se sintetizaron mucho más tarde, en el interior de las estrellas, y luego fueron expulsados explosivamente al espacio interestelar).
A pesar de los sorprendentes éxitos de la teoría del Big Bang, hay buenas razones para creer que la teoría en su forma tradicional es incompleta. Aunque se la llama "teoría del Big Bang", en realidad no es en absoluto la teoría de una explosión. Es sólo la teoría de las consecuencias de una explosión. Describe elegantemente cómo el Universo primitivo se expandió y enfrió, y cómo la materia se aglomeró para formar galaxias y estrellas. Pero la teoría no dice nada sobre la física subyacente de la explosión primordial. Ni siquiera da una pista sobre qué golpeó, qué causó que explotara o qué sucedió antes de que explotara. La teoría del universo inflacionario, por otra parte, es una descripción de la explosión misma y proporciona respuestas plausibles a estas preguntas y más.
https://ned.ipac.caltech.edu/level5/Guth/Guth1.html
Si bien puede ser demasiado pronto para decir que la inflación está demostrada, sostengo que los argumentos a favor de la inflación son convincentes. Es difícil incluso concebir una teoría alternativa que pueda explicar las características básicas del Universo observado. La inflación no sólo produce el tipo de explosión especial que corresponde al Universo observado, sino que las fluctuaciones cuánticas durante la inflación podrían haber producido no uniformidades que sirvieron como semillas de la estructura cósmica. Estas no uniformidades se pueden observar directamente en la radiación cósmica de fondo, con una amplitud de aproximadamente una parte en 100.000. Hasta ahora las mediciones del espectro han sido maravillosamente consistentes con las predicciones de inflación, aunque hay que admitir que las no uniformidades creadas por las cuerdas cósmicas también son consistentes con las observaciones. Las cuerdas cósmicas, sin embargo, no pueden explicar la homogeneidad a gran escala o la planitud del Universo.
Si bien los argumentos a favor de la inflación son sólidos, cabe destacar que la inflación es en realidad un paradigma y no una teoría. La afirmación de que el Universo surgió de la inflación, si es cierta, no es el final del estudio de los orígenes cósmicos; de hecho, está más cerca del comienzo. Los detalles de la inflación dependen de los detalles de la física de partículas subyacente, por lo que la cosmología y la física de partículas quedan íntimamente vinculadas. Si bien no veo ninguna alternativa viable a la idea general de inflación, aún queda mucho trabajo por hacer antes de establecer un panorama detallado. Y sospecho que hay espacio para muchas ideas nuevas e importantes.
https://ned.ipac.caltech.edu/level5/Guth/Guth5.html
- El problema de la planitud : ¿Por qué la densidad de materia del universo está tan cerca del valor crítico inestable entre la expansión perpetua y el colapso en un Big Crunch?
- El problema del horizonte : ¿Por qué el universo tiene el mismo aspecto en todas direcciones cuando surge de regiones causalmente desconectadas? Este problema es más grave en el caso de la muy suave radiación cósmica de fondo de microondas.
- El problema de la materia oscura : ¿De qué materia está compuesto predominantemente el Universo? El análisis de las interacciones gravitacionales de las galaxias muestra mucha más materia de la que podemos ver. Los cálculos de nucleosíntesis sugieren que esta materia oscura del Universo no está formada por materia ordinaria: ¿neutrones y protones?
https://debunkingwlc.wordpress.com/2010/07/09/standard-big-bang-model/
Valor
Así que todo en la economía marxista se centra en la idea de valor. Sin una teoría del valor no seríamos capaces de hacer la mayoría de los argumentos que se consideran una parte crucial del marxisim: explotación, crisis, clase, etc. El valor no es un concepto abstracto y metafísico. Es algo real y tangible que nos afecta a todos todos los días. Es la razón por la que vamos a trabajar por la mañana. Es lo que nos permite comprar comestibles. Es la razón por la que los países van a la guerra. Es por eso que tenemos bancos, ferrocarriles y mercados de valores. El despliegue de la "ley del valor" es el despliegue de los mecanismos internos de una sociedad capitalista. Por lo tanto, es importante que el concepto de valor sea internamente coherente y lógico, o de lo contrario su estatus como concepto explicativo es cuestionable.
Si has visto muchos de mis videos, probablemente ya sepas que el valor es creado por el trabajo humano, ¡y solo por el trabajo humano! Las máquinas no pueden crear valor. La compra y venta de materias primas no crea valor. Las diferencias en las preferencias subjetivas no crean valor. Revisemos algunos argumentos diferentes de por qué este es el caso. El objetivo de cualquier economía es coordinar el trabajo humano de tal manera que proporcione cosas a la gente. Hay muchas formas diferentes en que se ha coordinado este trabajo a lo largo de la historia, y es probable que haya muchas más formas en que se coordine en el futuro. En una economía capitalista, el trabajo se coordina a través de mercancías. Es decir, yo hago una mercancía y tú haces una mercancía diferente. Cuando los intercambiamos, estamos intercambiando nuestro trabajo. Así es como se organizan nuestros trabajos colectivos.
La única razón por la que todas estas diversas mercancías pueden intercambiarse entre sí es porque todas son productos del trabajo humano en abstracto. Esto es lo que les da su valor. Pero las materias primas no andan por ahí con su valor escrito por todas partes. (Si lo hicieran, el capitalismo sería mucho más fácil de entender y no necesitarías ver este video). No puedes comprar un cepillo de dientes y leer en el cepillo de dientes cuántas horas te llevó fabricarlo, cuántas personas trabajaron para hacerlo, cuáles fueron sus condiciones de trabajo, cómo se envió a la tienda, quién lo puso en el estante, etc. El valor tiene que expresarse a través del dinero. Los precios monetarios son una expresión de valor.
Pero aquí es donde las cosas comienzan a confundirse. ¿Cómo se mide el valor en precios monetarios? ¿El precio es siempre igual al valor? ¿Qué pasa cuando el precio no es igual al valor? Dado que cualquiera puede fijar el precio que quiera cuando vende una materia prima, al principio puede parecer difícil ver cómo el precio podría reflejar el valor de manera realista. Pero sabemos por nuestras propias vidas que parece haber algún tipo de fuerzas en acción en el universo, alguna mano oculta del mercado que evita que los precios sean totalmente arbitrarios. Un cepillo de dientes o un coche nuevo cuestan más o menos lo mismo en cualquier lugar donde lo compres. No solo eso, sino que el coche siempre costará más que el cepillo de dientes. Entonces, ¿cuáles son estas fuerzas que hacen que los precios converjan? ¿Y es solo una coincidencia que las cosas que requieren más trabajo para hacerlas generalmente cuesten más que las cosas que toman poco tiempo para hacerlas?
Cuanto más perfecta es la competencia en una sociedad capitalista, más difícil es fijar arbitrariamente los precios por encima de los valores. La competencia perfecta hace imposible concebir los precios como arbitrarios o los beneficios como un mero "margen de beneficio" por encima de los costes. (Por supuesto, la competencia nunca es perfecta, pero si estamos construyendo un modelo abstracto de una economía capitalista, tenemos que identificar la lógica interna del capitalismo en abstracto antes de ver cómo las fuerzas externas distorsionan este modelo). También podemos suponer que la oferta y la demanda se equilibran entre sí. Obviamente, si la oferta alguna vez se reduce, esto creará un aumento en los precios por encima de los valores. Pero este aumento de los precios significa un aumento de las ganancias para los capitalistas que producen bienes escasos. Este aumento de las ganancias anima a más capitalistas a invertir en la producción de este bien y esto, a su vez, aumenta la oferta hasta que los precios vuelven a un punto de equilibrio. Lo contrario ocurre con los descensos de la demanda.
El argumento de la teoría del valor-trabajo es que, detrás de todas estas fluctuaciones, se encuentran los precios de equilibrio y que estos precios de equilibrio corresponden al valor de las mercancías. Ahora bien, ¿qué sucede cuando el monopolio, el engaño o la demanda permiten que alguien se salga con la suya cobrando arbitrariamente más por una mercancía que su valor? La respuesta a esta pregunta es realmente crucial, así que escuche atentamente: la cantidad total de valor en la sociedad corresponde a la cantidad total de precios. Por lo tanto, si alguien se sale con la suya con precios arbitrariamente altos, significa que otra persona no está obteniendo el valor total de su producto. De esta manera, aunque las ganancias no se pueden crear a través del intercambio, se pueden barajar entre las personas. A través del monopolio, de las modas, cualquier pueblo puede beneficiarse de una desigualdad en el intercambio, un defecto en la manifestación de la competencia capitalista. ¡Pero tal desigualdad no crea más valor! La verdadera fuente de ganancia en una sociedad capitalista es la diferencia entre el valor de las mercancías y el salario pagado a los trabajadores. Esta, por supuesto, es la teoría de la explotación.
Por lo tanto, si hacemos abstracción de las perturbaciones en la competencia, o de las fluctuaciones menores en la oferta y la demanda, vemos que las mercancías, en general, tienen precios que son relativamente proporcionales a sus valores. O al menos, lo harían si no hubiera otro factor que complicara la situación...
Es este otro factor el que obligó a Marx a teorizar sobre "la transformación de los valores en precios de producción" y el que ha creado todo el alboroto durante todos estos años. Es muy similar a lo que acabo de describir sobre la forma en que la oferta y la demanda se igualan. De la misma manera en que la oferta y la demanda fluctúan alrededor del precio de equilibrio, también crea una tasa media de ganancia entre los capitalistas. Es decir, si un capitalista está obteniendo más ganancias que el resto, otros capitalistas comenzarán a hacer lo que él está haciendo y, por lo tanto, se comerán sus ganancias. A través de este tipo de competencia se establece una "tasa media de ganancia" entre los capitalistas.
Pero esta tasa media de ganancia parece, en un primer momento, entrar en conflicto con otra cosa de la que he hablado en otros vídeos: la composición orgánica del capital.
Ilustremos esto con un ejemplo. Digamos que hay dos industrias: una hace café y la otra autos. Dentro de ambas industrias existe una competencia para hacer que sus trabajadores sean los más productivos mediante la introducción de las máquinas más nuevas que ahorran mano de obra. Por lo tanto, dentro de cada industria hay aproximadamente la misma proporción de trabajadores y máquinas. (Esto es lo que es la "composición orgánica del capital": la relación entre las máquinas y los trabajadores. Cuando hay muchas más máquinas que trabajadores, decimos que la composición orgánica es alta. Cuando hay más trabajadores, decimos que la composición orgánica es baja). Pero entre las industrias esta proporción difiere. Algunas industrias tienen naturalmente una mayor proporción de máquinas por trabajador que otras. En nuestro ejemplo, la industria del automóvil utiliza muchas máquinas. La industria del café utiliza muchos más trabajadores.
Ahora bien, si el valor solo puede ser creado por el trabajo humano, parecería que la industria del café crea mucho más valor que la industria automotriz. Y, en realidad, este es el caso: cuanto más trabajo se realiza en una industria, más valor crea. Sin embargo, en condiciones de competencia, bajo la ley de la tasa media de ganancia, ambas industrias reciben las mismas ganancias, incluso si una crea mucho menos valor. Una tasa media de ganancia significa que cada capitalista recibe la misma tasa de rendimiento sobre sus inversiones totales, independientemente de qué proporción de esta inversión vaya a parar a los trabajadores o a las máquinas. ¿Cómo es esto posible? (¿Los trabajadores de la industria automotriz trabajan más duro? ¿Son más explotados? No existe una correlación necesaria entre la relación entre las máquinas y los trabajadores y sus salarios, así que supongamos que la tasa de explotación es igual en ambas industrias).
Aquí está la solución a este rompecabezas. La cantidad total de valor en la sociedad es igual a la cantidad total de precios. La cantidad total de ganancia es igual a la cantidad total de plusvalía (la plusvalía es la diferencia entre el valor de una mercancía y el costo de pagar a los trabajadores y pagar las materias primas, las máquinas, etc.) La tasa total de ganancia medida en valor, en la sociedad en su conjunto, es igual a la tasa total de ganancia medida en dinero.
Estas son las "tres igualdades agregadas" que forman la santísima trinidad de la teoría de los precios de producción. Los capitalistas individuales pueden tener precios monetarios o ganancias que divergen de sus valores, pero en conjunto estas igualdades prevalecen. ¿Pero cómo?
Todos los capitalistas contribuyen a la cantidad total de plusvalía de acuerdo con la cantidad de trabajo que emplean. Por lo tanto, si las cafeteras tienen más trabajadores, contribuyen más a la plusvalía agregada que los fabricantes de automóviles. Pero los capitalistas retiran sus ganancias monetarias de esta plusvalía total de acuerdo con la tasa media de ganancia, es decir, en proporción al costo total de su producción. Independientemente de cuántos trabajadores empleen realmente, todos reciben la misma tasa de retorno de su inversión, ¡incluso si toda su inversión se destina a máquinas!
Por lo tanto, el precio de una mercancía no es el costo de los insumos más la plusvalía. Es el costo de los insumos más el rendimiento promedio de esas inversiones. A este precio lo llamamos "precio de producción". Los precios totales de producción son iguales a la cantidad total de valor. Pero las materias primas individuales no se negocian a sus valores. Comercian a sus precios de producción. El precio de producción sigue siendo una función del valor, pero no es necesariamente directamente igual a él.
Esta es la razón por la que es posible tener una tasa o ganancia descendente (ver "Video de caída de la tasa de ganancia"). Los capitalistas individuales no tienen forma de saber que están desestabilizando la tasa de ganancia colectiva, porque no reciben menos ganancia cuando reemplazan a los trabajadores con máquinas. Sólo cuando la automatización se ha extendido por toda la economía en una medida sustancial puede reducir la tasa de beneficio.
Esta relación entre la acción individual y las fuerzas sociales más amplias es fiel al espíritu de gran parte de la teoría marxista. Los individuos siempre son libres de actuar como quieran. Esa es la parte fácil de la teoría social. La parte difícil de una buena teoría social es explicar por qué esas acciones libres se unen en torno a ciertas normas. Para Marx, el valor es la fuerza mediadora central entre los individuos y, por lo tanto, son las leyes del movimiento de este valor las que gobiernan en última instancia el éxito o el fracaso de las acciones individuales.
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William Jefferies propuso que Marx en los Grundrisse ya había resuelto el problema de la transformación como "resultado necesario de la desproporción causada por la introducción generalizada de capital fijo que completó la transición al capitalismo mismo" y del desarrollo de las fuerzas productivas, que crean "capitales de diferentes composiciones" y "una tasa de ganancia media" que alteran la producción.[5] El desarrollo de estas contradicciones conduce a la sobreproducción y a la crisis de depreciación general o "una devaluación general o destrucción del capital".[6] Jefferies considera esta explicación como "superior a la de El capital III" y de Engels, "quien es probable que ni siquiera... leyera los Grundrisse".[5]
Otra solución parecida proviene de Pavel Maksakovsky.[7] Según Maksakovsky Marx "proporcionó una solución general al problema de la dinámica del conjunto capitalista" en "términos esquemáticos ideales". Marx "asumió el equilibrio en sus modelos de reproducción" pero estos son perturbados "por procesos dinámicos que se encuentran en otro plano del conjunto capitalista". Esto significaba que "la crisis y el ciclo son inherentes a la forma más básica de la ley del valor". Maksakovsky sostuvo una "teoría de la coyuntura" donde "el estudio del capitalismo tal como se desarrolla a través de la totalidad de sus relaciones".[5]
[E]l precio se distingue del valor no sólo como lo nominal de lo real; [...] sino porque esta última aparece como la ley de los movimientos que atraviesa la primera. Pero los dos son constantemente diferentes y nunca se equilibran, o sólo se equilibran de manera coincidente y excepcional. El precio de un bien se mantiene constantemente por encima o por debajo del valor de la mercancía, y el valor de la mercancía misma existe sólo en este movimiento hacia arriba y hacia abajo de los precios de la mercancía. La oferta y la demanda determinan constantemente los precios de las mercancías; nunca se equilibran, o sólo por coincidencia; pero el costo de producción, por su parte, determina las oscilaciones de la oferta y la demanda.[8]
Este ejemplo original del procedimiento de transformación de los Grundrisse es superior al de El Capital III en tres aspectos clave. Postuló directamente la transformación como parte de un circuito de producción, en segundo lugar mostró cómo el crecimiento del capital fijo afectó otras variables, el tiempo de rotación, etc., y en tercer lugar, y lo más importante, mostró cómo las transferencias necesarias para producir una tasa promedio de las ganancias produjeron desproporción, sobreproducción y crisis.
La discontinuidad identificada y explicada por Marx en los Grundrisse estaba ausente en la versión del procedimiento de transformación publicada por Engels en El Capital III. Es posible que Engels no lo hubiera leído él mismo. Musto especuló que:
es probable que ni siquiera Friedrich Engels leyera los Grundrisse
En El Capital III, "Marx mostró cómo la competencia igualaba las tasas de ganancia a medida que el movimiento de valor entre capitales de diferentes composiciones aseguraba que los precios de producción, y no los valores, formaran ahora el centro alrededor del cual fluctuaban los precios de mercado".
En 1907, von Bortkiewicz demostró que el procedimiento de transformación de Marx daba como resultado un desequilibrio si los precios de producción transformados se tomaban como precios de los insumos del siguiente circuito de producción.
Se consideró que la solución de Marx era matemática y lógicamente inconsistente ya que la masa de valor no podía igualar la masa de precio mientras que la masa de ganancia era igual a la masa de plusvalía.
En él explica que es "un resultado necesario de la desproporción causada por la introducción generalizada de capital fijo que completó la transición al capitalismo mismo".
Roman Rosdolsky, que escribió a finales de la década de 1960 en The Making of Marx's Capital, evaluó la solución de Marx al problema de la transformación en los Grundrisse. Rosdolsky señaló que "el problema de la tasa media de ganancia ya estaba resuelto en el borrador de 1857-1858, es decir, antes de que Marx hubiera siquiera expuesto su teoría del valor".
Marx discutió el problema de la transformación en una extensa sección de 70 páginas (373-443) en los Grundrisse , aunque hay referencias y muchos ejemplos históricos de la transición de valores a precios a lo largo de la obra.
Marx examinó cómo los cambios en las proporciones de capital fijo y circulante provocaron una redistribución del valor para igualar la tasa de ganancia, lo que interrumpió las necesarias relaciones de reproducción entre diferentes capitales. El desarrollo de estas contradicciones conduce a la sobreproducción y a la crisis, "el capital es tanto la colocación constante como la suspensión de la producción proporcionada " (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 414).
El desarrollo de las fuerzas productivas hasta un cierto nivel tecnológico crea una cierta relación necesaria entre trabajo necesario y excedente "que se convierte en capital otra vez". Esta producción se ve perturbada por revoluciones en las fuerzas de producción que "alteran estas relaciones, cambian estas relaciones mismas"
Marx insistió en que "el capital contiene contradicciones" y su propósito es "desarrollarlos plenamente". Estas revoluciones tecnológicas destruyen proporciones previas necesarias de producción, lo que "se manifiesta en la crisis" (MarxCitación[1857-58] 1981 , 444) que es "una depreciación general de los precios... o destrucción del capital".
Esto planteó un problema para la teoría del valor trabajo, ya que si se supusiera que los valores son iguales a los precios de producción, si la plusvalía es la fuente de toda ganancia, entonces el capitalista con la menor composición orgánica del capital y la menor productividad del trabajo y por lo tanto, el costo unitario más alto tendrá una tasa de ganancia más alta que el capitalista productivo más eficiente con la composición orgánica más alta:
La ganancia del capital más grande, que trabaja con más maquinaria, parece, por tanto, menor que la del capital más pequeño que trabaja con más trabajo vivo, relativa o absolutamente, precisamente porque la ganancia más alta del trabajo vivo parece menor, cuando se calcula sobre la base de un total. capital en el que el trabajo vivo constituye una proporción menor del total que la menor ganancia del trabajo vivo que constituye una proporción mayor del capital total más pequeño. (MarxCitación[1857–58] 1981 , 384/385)
La contradicción se resuelve cuando el crecimiento del capital fijo y la competencia significa que los capitales más eficientes con una mayor composición orgánica de capital capturarán las ganancias de sus competidores menos eficientes:
La mayor ganancia –que surge del excedente de trabajo real dentro de una rama de la producción, la plusvalía realmente creada– es empujada hacia abajo al nivel promedio por la competencia, y el déficit de plusvalía en la otra rama de negocios se eleva al nivel promedio por retirada de capitales de él, es decir, una relación favorable de oferta y demanda. (MarxCitación[1857–58] 1981 , 436)
Marx mostró cómo los intercambios entre los diferentes productores sectoriales se interrumpieron durante la transición de los valores a los precios. La crítica de Desai representa un error metodológico fundamental típico de la economía política marxista tal como se desarrolló en los años 1970 y 1980. La industria humana cambia las formas físicas de los materiales naturales para hacerlos más útiles. Este proceso de trabajo transforma la naturaleza física de los insumos en productos diferentes y, por tanto, físicamente inconmensurables. Marx señaló en su discusión sobre el circuito D-M-P-M'-D' que:
En la fórmula general, el producto de P se considera una cosa material diferente de los elementos del capital productivo, como un objeto que existe aparte del proceso de producción y que tiene una forma de uso diferente de la de los elementos de producción. Éste es siempre el caso cuando el resultado del proceso productivo asume la forma de una cosa, incluso cuando una parte del producto vuelve a entrar en la producción reanudada como uno de sus elementos. (MarxCitación[1885] 1956 , 30)
Alfredo Saad Filho consideró que la crítica de Desai al uso del agregado por parte de Marx estaba fuera de lugar ya que las referencias a valores y precios se refieren a diferentes niveles de abstracción (Saad FilhoCitación2019 , 109). Más fundamentalmente, los precios relativos cambian constantemente, ya que la naturaleza del producto cambia constantemente, de modo que ninguna medida física puede representar el valor agregado en la producción concreta. No existe una unidad física de medios de producción o consumo heterogéneos. El valor de la producción física sólo puede medirse mediante un estándar social externo a ella. El único factor común a toda la producción humana es el trabajo humano socialmente necesario. La insistencia de Desai en que los cambios de valor deben representarse en una mercancía física constante descarta la inconmensurabilidad de la producción física y, por tanto, la premisa de la teoría del valor trabajo. ¿Cómo entonces conciliar la necesidad del valor con la divergencia entre los valores y los precios de producción? De forma discontinua.
En los Grundrisse, Marx demostró que la transformación de los valores en precios de producción creaba una crisis de desproporción. Esta discontinuidad estaba necesariamente presente en el modelo matemático de la transición. Esta crisis fue una consecuencia directa del crecimiento del capital fijo y del desarrollo de las fuerzas productivas, "la destrucción de valor y de capital que tiene lugar en una crisis coincide con –o significa lo mismo– un crecimiento general de las fuerzas productivas". ' (énfasis de Marx, MarxCitación[1857–58] 1981 , 446). El punto clave fue que el crecimiento del capital fijo y la redistribución del valor que creó una tasa de ganancia promedio alteraron las proporciones necesarias de producción:
El modelo de transformación era matemáticamente imperfecto ya que la transición real de los valores a los precios de producción era imperfecta. La introducción generalizada del capital fijo creó capitales de diferentes composiciones orgánicas y en el proceso trastocó las proporciones previas necesarias de la incipiente, subdesarrollada y precapitalista división del trabajo. La perturbación de la producción debido a la igualación de las tasas de ganancia provocó una crisis general de sobreproducción, una desproporción general o una discontinuidad.
Este ejemplo original del procedimiento de transformación de los Grundrisse es superior al de El Capital III en tres aspectos clave. Postuló directamente la transformación como parte de un circuito de producción, en segundo lugar mostró cómo el crecimiento del capital fijo afectó otras variables, el tiempo de rotación, etc., y en tercer lugar, y lo más importante, mostró cómo las transferencias necesarias para producir una tasa promedio de las ganancias produjeron desproporción, sobreproducción y crisis.
La discontinuidad identificada y explicada por Marx en los Grundrisse estaba ausente en la versión del procedimiento de transformación publicada por Engels en El Capital III. Es posible que Engels no lo hubiera leído él mismo. Musto especuló que:
es probable que ni siquiera Friedrich Engels leyera los Grundrisse