Usuario:Almamia/LabExp
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El Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, primera reserva marítimo-terrestre de Andalucía,[1] se crea por Decreto 314/1987 con el objetivo de preservar los ecosistemas de las salinas y la sierra volcánica, promoviendo el desarrollo sostenible de sus recursos.[2]
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Situado en el extremo suroriental de la provincia de Almería, incluye parte de los términos municipales de la capital, Carboneras y Níjar, ocupando una superficie total de 49.512 hectáreas, de las cuales 12.012 corresponden a territorio marítimo.[3]
Con una climatología que convierte el espacio en el más árido de Europa Occidental, el paisaje se asemeja más a los de África del Norte y Oriente Medio que a los del Viejo Continente, a pesar de lo cual alberga una interesante biodiversidad, constituida por especies perfectamente adaptadas a las condiciones extremas del medio.[1][4]
La Sierra de Cabo de Gata, uno de los pocos espacios protegidos europeos de origen volcánico, está considerada una de las formaciones más importantes de esta índole en la península ibérica, por su extensión y complejidad y por albergar una comunidad vegetal esteparia rica en endemismos que da soporte a más de medio centenar de vertebrados, especialmente aves, anfibios y reptiles.[2][4]
Las montañas volcánicas recrean un espectáculo visual, sobre y bajo la superficie marina, que confieren gran interés paisajístico al litoral, formado por pequeñas y solitarias calas entre verticales acantilados, extensas playas y algunos de los arrecifes y fondos marinos más valiosos del Mediterráneo.[1]
Por su parte, las Salinas de Cabo de Gata suponen uno de los pocos ejemplos en los que la actividad humana es compatible e incluso necesaria para el mantenimiento y conservación del espacio natural y la rica avifauna que alberga.[2]
En los inventarios de flora y fauna del parque se incluyen un nutrido grupo de especies interesantes debido a ser endémicas o de distribución geográfica restringida a áreas próximas, estar amenazadas de extinción, ser esenciales para el desarrollo normal de los ecosistemas o constituir un recurso económico considerable.[3]
El catálogo botánico está formado por más de 1.000 especies terrestres y hasta 250 marinas, entre las que se cuentan algunas de suma importancia ecológica como Posidonia oceanica. Por lo que respecta al patrimonio zoológico, en el parque existen registros de una impresionante diversidad de invertebrados terrestres y marinos. Entre los primeros se cuentan más de una veintena de endemismos y entre los segundos, se hallan representados la gran mayoría de los grupos taxonómicos descritos.[3]
La ubicación geográfica y las características climáticas determinan que en la franja marítima protegida convivan especies marinas que pueblan normalmente uno u otro lado de la frontera virtual que suponen las corrientes marinas entre el Cabo de Gata y la costa argelina, sin que se dé tal circunstancia en ningún otro punto del planeta.[5][6][7]
El ser humano, a lo largo de la historia, ha dejado un rico legado que permite seguir de forma cronológica el modo de aprovechar los recursos, interactuando con la naturaleza y modelando el paisaje.[3]
Estas actividades, lejos de alterar el entorno, han colaborado activamente en algunos casos a la conservación y mantenimiento del equilibrio ecológico, siendo la explotación salinera uno de los escasos ejemplos de armonía entre los procesos industriales y la protección del medio ambiente.[2]
Se considera además que el desarrollo social y económico de la población está vinculado a la conservación del medio, haciéndose necesaria la regulación de las actuaciones efectuadas en el espacio protegido.[8]
Todo esto convierte al parque natural en uno de los lugares más emblemáticos de Andalucía, estando considerados el faro de Cabo de Gata y el Arrecife de las Sirenas, dos de las imágenes más representativas de la provincia de Almería.[9]