Ultimátum polaco a Lituania de 1938
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Polonia lanzó un ultimátum a Lituania el 17 de marzo de 1938. El Gobierno lituano se había negado rotundamente a mantener relaciones diplomáticas desde 1920, como forma de protesta ante la anexión de la región de Vilna por parte de Polonia. Con el incremento de las tensiones en los momentos previos al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Polonia consideró necesario asegurar sus fronteras septentrionales. Cinco días antes, alentada por el reconocimiento internacional de la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi, decidió enviar este ultimátum a Lituania. En él, exigía al Gobierno lituano que aceptara incondicionalmente el establecimiento de relaciones diplomáticas con Varsovia en un plazo de 48 horas, y que el proceso concluyera antes del 31 de marzo. Esto supondría, de facto, la renuncia de Lituania a su capital histórica, Vilna (conocida en polaco como Wilno), que venía reivindicando desde tiempo atrás.
Lituania, que prefería la paz a la guerra, aceptó el ultimátum el 19 de marzo. Aunque se establecieron relaciones diplomáticas como consecuencia de esto, Lituania no aceptó reconocer de iure la pérdida de Vilna. El Gobierno de Polonia desplegó una estrategia similar contra Checoslovaquia en Praga el 30 de septiembre de 1938, cuando aprovechó la crisis de los Sudetes para reclamar una porción de Zaolzie. En ambas ocasiones, usó las crisis internacionales para abordar disputas fronterizas que databan de tiempo atrás.