Taxonomía de Lemuroidea
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La taxonomía de los lémures (Lemuroidea) se remonta hasta 1758, cuando Carlos Linneo los clasificó por primera vez. Su taxonomía todavía es controvertida en la actualidad, y dependiendo del concepto de especie que se utilice hay entre setenta y cien especies y subespecies reconocidas, . Los lémures han evolucionado de forma independiente en la isla de Madagascar, diversificándose y adaptándose para ocupar muchos nichos ecológicos normalmente ocupados por otros tipos de mamíferos. Incluyen a los primates más pequeños del mundo, y en su día incluían a algunos de los más grandes. Desde la llegada del hombre a la isla hace aproximadamente 2000 años, los lémures han quedado restringidos al 10% de la superficie terrestre de isla, aproximadamente 60 000 km², y muchos se enfrentan a su posible extinción. Los esfuerzos por su conservación han afectado a la taxonomía de los lémures, ya que las especies reciben una mayor atención para su conservación en detrimento de las subespecies.
La relación entre el aye-aye y el resto de los lémures ha tenido un gran impacto en la clasificación de los lémures a nivel taxonómico de familia y superior. El análisis genético de esta relación también ha clarificado la filogenia de estos primates y apoya la hipótesis que su llegada por rafting (dispersión biológica por balsas de vegetación) a Madagascar. A pesar del consenso en su filogenia, su taxonomía todavía está sujeta a debate. A nivel de género, la clasificación ha permanecido relativamente estable desde 1931, aunque desde entonces se han incorporado varios géneros adicionales.
A partir de los años 1990, se produjo un gran incremento del número de especies y subespecies de lémures reconocidas por el descubrimiento de nuevas especies, la elevación de subespecies existentes al estado de especies plenas, y el reconocimiento de nuevas especies entre poblaciones ya conocidas que no eran incluso subespecies. Las especies de lémur actualmente vivas están divididas en cinco familias y quince géneros. Si se incluyen los subfósiles extintos, habría que añadir tres familias, ocho géneros y diecisiete especies a la lista. El reciente incremento del número de especies se debe tanto a la mejora en los análisis genéticos como a un impulso en la conservación con el fin de proteger poblaciones de lémures aisladas y distintas. No toda la comunidad científica apoya estos cambios taxonómicos, y algunos prefieren una estimación en torno a cincuenta especies vivas.