Anexo:Cronología de los reinos en la península ibérica
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La cronología de los reinos de la península ibérica lista la sucesión de entidades políticas antiguas, medievales, modernas y contemporáneas que, al estar gobernadas por monarcas, suelen recibir la denominación de «reino» en la historiografía, aunque sus denominaciones específicas, y los títulos de soberanía que tales gobernantes ostentaron fueron muy distintos a lo largo de la historia de España. La identificación de España con la península ibérica es un asunto polémico. Los términos Hispania e Iberia se usan igualmente en la bibliografía.[3]
Reyes y reinos en la península ibérica |
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Reinos germanos |
Reyes visigodos |
Reyes suevos |
Monarquías de Al-Ándalus: |
Emires de Córdoba |
Califas de Córdoba |
Reinos de taifas |
Sultanes de Granada |
Reinos cristianos medievales: |
- Núcleos occidentales: |
Reyes de Asturias |
Reyes de León |
Reyes de Galicia |
Condes y reyes de Castilla |
Condes y reyes de Portugal |
- Núcleos orientales: |
Condes y reyes de Pamplona-Nájera y reyes de Navarra |
Reyes de Viguera |
Condes y reyes de Aragón |
Condes de Barcelona |
Condes de Urgel |
Reyes de Mallorca |
Reyes de Valencia |
Monarquías de la Edad Moderna: |
Reyes de Portugal |
Reyes de España |
Muchos de los pueblos prerromanos mantuvieron formas estatales o protoestatales, habitualmente con la figura de un rey, que podía o no ser un monarca hereditario, un primum inter pares o un líder guerrero elegido para la ocasión[cita requerida]. Las fuentes griegas dan nombre a reyes míticos de Tartessos y las romanas citan algunos de los pueblos que denominaban genéricamente iberos, celtas o celtíberos, y recogen extensamente sus denominaciones específicas.
La incorporación de la península ibérica al Imperio cartaginés e inmediatamente después al Imperio romano (II guerra púnica, siglo III a. C.) la convirtió en un espacio políticamente sometido y administrado en provincias romanas.
Las invasiones germánicas del siglo V destruyeron el vínculo imperial, que se sustituyó por los reinos germánicos (reino suevo de Braga y reino visigodo de Toledo), mientras que el Imperio bizantino de Justiniano I recuperaba zonas del sur y del este peninsular (Recuperatio Imperii) durante un cierto periodo.
La conquista musulmana de la península ibérica del siglo VIII produjo la división del espacio peninsular entre la España musulmana (al-Ándalus, término también equivalente a los de "España", "Hispania", "Iberia" o "península ibérica") y los reinos cristianos medievales peninsulares o hispano-cristianos[4] surgidos a partir de los núcleos de resistencia cristiana en el norte. Estos, tras un proceso secular denominado Reconquista, terminaron por ocupar la totalidad del espacio peninsular en 1492. En ocho siglos, las conformaciones políticas de ambos espacios fueron extraordinariamente cambiantes, tanto entre los musulmanes (emirato y califato de Córdoba, reinos de taifas, integración en los imperios almorávide y almohade, reino nazarí de Granada) como entre los cristianos. El reino de Asturias se transformó en reino de León, del que se separaron los condados de Portugal y de Castilla; el reino de Pamplona se transformó en el reino de Navarra, que con Sancho III el Mayor (primer tercio del siglo XI) controlaba Castilla (incluso, brevemente, León) y los condados pirenaicos de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. La división de todo ese conjunto entre sus herederos (dinastía Jimena) hizo surgir los reinos de mayor proyección posterior, Aragón y Castilla, que se unificaron respectivamente con el condado de Barcelona y con León. Su crecimiento (pactado desde el Tratado de Tudilén de 1151) dejó arrinconados al reino de Navarra y el condado de Urgel (el primero se mantuvo independiente hasta 1512 y el segundo hasta 1413).
La expresión "España de los cinco reinos", acuñada por Ramón Menéndez Pidal, describe ajustadamente la situación política durante la Baja Edad Media: coronas de Castilla y de Aragón, reinos de Portugal y de Navarra y emirato de Granada.
La Monarquía Hispánica se configuró a partir de la unión dinástica de los Reyes Católicos (1469), la conquista de Granada (1492) y de Navarra (1512) y la herencia imperial de Carlos V (denominado también Carlos I de España, 1516), que se transmitió desde Felipe II (1556) a los llamados Austrias de Madrid. Durante un periodo de sesenta años (1580-1640) el reino de Portugal formó parte de esa monarquía o Imperio español. La conversión del modelo Habsburgo de monarquía autoritaria en una monarquía absoluta de modelo borbónico se produjo con el cambio dinástico de 1700 y la Guerra de Sucesión. Con la cesión de Gibraltar en el tratado de Utrecht (1713) el Reino Unido se sumó a las otras tres monarquías con soberanía en alguna parte de la península (España, Portugal y Francia –cuyo rey ejercía el coprincipado de Andorra junto al obispo de Urgel–).
Durante la mayor parte de la historia contemporánea de España han reinado los Borbones, excepto en los periodos de la guerra de Independencia (1808-1814), el sexenio democrático (1868-1874), la Segunda República Española (1931-1939) y el franquismo (1939-1975). En Portugal la dinastía de Braganza ocupó el trono desde 1640 hasta que el último rey fue depuesto en 1910. La Constitución portuguesa de 1976 define a Portugal como una República soberana (art. 1). La Constitución española de 1978 establece que La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria (art. 2), define al rey como Jefe del Estado (art. 56.1) y, en cuanto a sus títulos, el artículo 56.2 indica: Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.