Pragmática Sanción de 1783
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La Pragmática Sanción de 1783 (oficialmente Pragmática-Sanción en fuerza de ley, en que se dan Nuevas Reglas para contener y castigar la vagancia de los que hasta aquí se han conocido como Gitanos, o Castellanos nuevos, con lo demás que expresa) fue una pragmática con «fuerza de ley» dictada por el rey Carlos III de España para intentar integrar a los «gitanos» por medios no exclusivamente represivos, tras el fracaso del proyecto de «exterminio» de la «mala raza» de los gitanos conocido como la Gran Redada de 1749, bajo el reinado de su antecesor Fernando VI.
La nueva política de Carlos III hacia los gitanos plasmada en la Pragmática Sanción de 1783, según José Luis Gómez Urdáñez, supuso «un giro de 180 grados»,[1] aunque en realidad «no fue más que el reconocimiento, tardío y obligado, de asumir que el genocidio, tal y como lo intentó Ensenada, era inviable».[2]