Política exterior de la presidencia de Donald Trump
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La política exterior de Estados Unidos durante la presidencia de Donald Trump (2017-2021) se destacó por su imprevisibilidad y por incumplir compromisos internacionales anteriores,[1][2][3] trastocar convenciones diplomáticas y adoptar políticas arriesgadas con la mayoría de los adversarios, así como relaciones más sólidas con los aliados tradicionales. La política Estados Unidos primero de Trump perseguía objetivos nacionalistas de política exterior y priorizaba las relaciones bilaterales sobre los acuerdos multinacionales.[4][1] Como presidente, Trump se describió a sí mismo como un nacionalista[5] al tiempo que defendía puntos de vista que se han caracterizado como aislacionistas, no intervencionistas y proteccionistas,[6][7][8] aunque la etiqueta de «aislacionista» ha sido cuestionada.[9][10] Personalmente elogió a algunos gobiernos populistas, neonacionalistas, iliberales y autoritarios, al tiempo que se enfrentó a otros, incluso cuando los diplomáticos de la administración nominalmente continuaron persiguiendo ideales prodemocracia en el extranjero.[11]
Al asumir el cargo, Trump se basó más en el personal militar para sus políticas que cualquier administración anterior desde la presidencia de Ronald Reagan,[12] y tuvo más asesores de la Casa Blanca que del Departamento de Estado para asesorarlo en relaciones internacionales; por ejemplo, asignó las políticas relacionadas con el proceso de paz en Medio Oriente al asesor principal Jared Kushner.[13] El exdirector ejecutivo de ExxonMobil, Rex Tillerson, fue el primer secretario de Estado de Trump, designado por su experiencia y contactos en muchos otros países, particularmente Rusia.[14] Durante el mandato de Tillerson en el Departamento de Estado, los recortes presupuestarios y la dependencia de Trump de los asesores de la Casa Blanca llevaron a informes de los medios de que el Departamento de Estado había sido notablemente «marginado».[13] El exdirector de la CIA Mike Pompeo sucedió a Tillerson como Secretario de Estado en abril de 2018.[15]
Como parte de la política de Estados Unidos primero, la administración Trump revaluó muchos de los compromisos multinacionales anteriores de Estados Unidos, incluida la retirada del Acuerdo Transpacífico, el Tratado INF, el CDHNU y la UNESCO, y el Acuerdo de París, e instó a los aliados de la OTAN a contribuir más en el reparto de los gastos de la alianza. La administración Trump introdujo una prohibición de viajar desde ciertos países de mayoría musulmana y reconoció a Jerusalén como la capital de Israel. Buscó un acercamiento con el líder norcoreano Kim Jong-un como parte de los esfuerzos por desnuclearizar la península de Corea, aunque Corea del Norte siguió ampliando su arsenal nuclear. Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán y aumentó las sanciones contra Irán, precipitando varios enfrentamientos entre los dos países. Aumentó la beligerancia contra Venezuela y Nicaragua mientras supervisaba la retirada de tropas estadounidenses de Siria, Irak, Somalia y Afganistán, al tiempo que acordaba con los talibanes una retirada total condicional de Afganistán en 2021. También incrementó los ataques con drones estadounidenses en África,[16] y continuó la guerra contra el terrorismo y la campaña de Estados Unidos contra la organización terrorista Estado Islámico, incluida la supervisión de la muerte de su líder Abu Bakr al-Baghdadi en octubre de 2019.[17] En enero de 2020, Trump ordenó un ataque con aviones no tripulados en Irak que asesinó al mayor general iraní Qasem Soleimani.
La administración Trump a menudo utilizó la presión económica para hacer cumplir sus objetivos de política exterior.[18] Los aranceles a las importaciones de Trump agitaron a los socios comerciales y desencadenaron una guerra comercial con China. También firmó el Tratado entre Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC), un acuerdo comercial continental que reemplazó al TLCAN. La administración de Trump negoció el acuerdo Kosovo-Serbia, los Acuerdos de Abraham y los posteriores acuerdos de normalización árabe-israelí con Baréin, Sudán y Marruecos.