Participación de los llaneros en la independencia de Colombia y Venezuela
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La participación de los llaneros en la independencia de Colombia y Venezuela refiere a las diferentes intervenciones de este grupo dentro de las guerras de independencia hispanoamericanas. Al comenzar los procesos de la independencia en 1810, los Llanos eran una región indispensable debido a sus ricos recursos ganaderos y agrícolas, y por tener sobre todo una gran cantidad de jinetes fuertes, veloces, disciplinados y habituados a un ambiente duro. Además, los Llanos, a causa de su dificultad de transporte, fue una zona abandonada a comparación de las otras en la Capitanía General de Venezuela, esto causó que sus habitantes desarrollaran su propio modo de vida aparte del resto de la población, con sus propios códigos, pero también era un cantón con muchas cualidades que serían aprovechadas por los diferentes caudillos de turno para levantar montoneras.
El León de los Llanos, José Tomás Boves, aprovechándose de la situación tan precaria de los peones del campo del llano, hizo que gran parte de los llaneros se unieran al Ejército Realista, bajo la idea de la explotación de los mantuanos hacia este gentilicio. Las principales causas de la unión de los llaneros con Boves fue la represión hecha por los republicanos hacia estos mismos, la captura de negros cimarrones que se habían escapado en la escaramuza de la Primera República, los peones y esclavos reclutados, entre otros. Todo esto tuvo como reacción un completo rechazo en esta tierra hacia la república.
Boves, bajo una bandera pirata como principal estandarte y una montonera compuesta principalmente por llaneros lanceros, inició su participación en la disolución de la Segunda República en 1813. Participando en diferentes campañas y batallas como la Campaña de los Valles de Aragua y del Tuy, la Segunda Batalla de la Puerta, el Asedio a Valencia y la emigración a Oriente hasta lograr la disolución de la Segunda República y comandar su propia milicia compuesta por miles de llaneros.
La caída de la Segunda República trajo con sí varias consecuencias a la población llanera. Varias de las promesas que se les hicieron no fueron cumplidas. Se le quitaron varios cargos a diferentes pardos y llaneros que fueron condecorados por Boves y Monteverde. La prohibición de los saqueos, y el miedo a perder la autonomía en sus regiones por los realistas llevó a varias tropas a desertar el Ejército Realista. En algunas regiones la guerra fue constante por cinco, diez o hasta quince años y la única autoridad a la que se podía recurrir por protección durante y después del conflicto era el caudillo cuyo dominio se veía así legitimado; por eso tras la independencia quedaba listo un escenario de guerras entre jefes rivales.
Tras la muerte de Boves en la batalla de Úrica ni Morales ni Morillo lograron conseguir el dominio de los llaneros a la causa realista, fueron hombres como el general José Antonio Páez, Manuel Cedeño, José Gregorio Monagas, José Antonio Anzoátegui, Francisco de Paula Santander, José Laurencio Silva, Ramón Nonato Pérez, Juan Nepomuceno Moreno y el Libertador Simón Bolívar quienes al final conseguirían la simpatía de los llaneros a su causa independetista. Páez, era un hombre del pueblo, de origen humilde y canario pero sobre todo llanero; criado como uno hasta volverse un excelente lancero, cabrestero, baquiano y líder, se hizo una imagen en el llano hasta volverse caporal. La situación tan precaria del llano y de sus habitantes, llevaron a que sus compañeros lo persuadieron a entrar al Ejército Libertador. Debido a su carácter y ser alguien por y para el pueblo, no le fue difícil levantar a la gente en armas, llegando no solo a comandar su propia montonera, sino a todo un país. Volviéndose no solo el primer presidente llanero de Venezuela, sino además uno de los pocos presidentes vaqueros que la historia ha visto. Al contrario de Boves, Páez no levantó a los llaneros basándose en su odio, sino con base en sus necesidades, primero liberándolos del dominio español y después de la futura oligarquía bogotana.
Los Bravos de Apure o Lanceros de Páez, ejército de llaneros compuesto de todas las clases, entre ellos, el Negro Primero, negro cimarrón vuelto llanero de gran calibre, fueron cruciales en varias batallas, como la de Las Queseras del Medio, en las que 153 lanceros llaneros de Páez bajo la táctica “Vuelvan Caras” derrotaron con solo 2 muertes a 1200 jinetes españoles, dándole una cantidad de 400 bajas al bando realista. Los llaneros también fueron de vital importancia en las campañas de Urica, Pantano de Vargas, Boyacá, Batalla de Junín, Batalla de Ayacucho y Carabobo, las cuales fueron decisivas para el bando republicano.