Pío XII y el Holocausto
papel del papa Pío XII sobre el Holocausto / De Wikipedia, la enciclopedia encyclopedia
El pontificado de Pío XII, de nombre secular Eugenio Pacelli, comenzó el 2 de marzo de 1939 y se prolongó hasta su muerte el 9 de octubre de 1958, abarcando el período de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, durante el cual millones de judíos y otras personas fueron asesinadas por la Alemania de Adolf Hitler.[1] Antes de ser elegido papa, el cardenal Pacelli fue nuncio apostólico en Alemania y secretario de Estado de la Santa Sede bajo el mandato de Pío XI.
Su papel durante el periodo nazi ha sido muy analizado y criticado. Los partidarios de Pío XII sostienen que empleó la diplomacia para ayudar a las víctimas de los nazis durante la contienda y, al dirigir a la Iglesia para que proporcionase ayuda discreta a los judíos y a otros perseguidos, salvó cientos de miles de vidas.[2] El papa mantuvo vínculos con la resistencia alemana, y compartió información con los Aliados. Sin embargo, las potencias aliadas consideraron inadecuada su enérgica condena pública del genocidio, mientras que los nazis lo consideraban un simpatizante del bando rival que había deshonrado su propia política de neutralidad.[3]
Algunos críticos de la posguerra han acusado al pontífice de ser demasiado cauto, de "no hacer lo suficiente", o incluso, de "guardar silencio" ante el Holocausto. Sus partidarios han sostenido que salvó a miles, si no a decenas o cientos de miles de judíos al ordenar a la Iglesia que les proporcionara refugio y ayuda, y que proporcionó un liderazgo moral e intelectual en oposición al violento racismo de la ideología.[4][5][6][7] Los archivos del Vaticano sobre el reinado de Pío, abiertos por el Papa Francisco en 2020, confirman que el Vaticano y otras instituciones eclesiásticas sí ayudaron a los judíos, pero centraron sus esfuerzos en los judíos que fueron bautizados como católicos.[8]
Como secretario de Estado, Eugenio Pacelli había sido muy crítico contra el nazismo y, en 1937, ayudó a redactar la encíclica antinazi Mit brennender Sorge, pero ordenó que se destruyeran todas las copias tras la muerte de Pío XI, antes de que se distribuyera el texto.[9] En Summi Pontificatus, su primera encíclica papal, redactada en 1939, Pío XII expresó su consternación por la invasión de Polonia (sin atribuir culpas directamente); reiteró la enseñanza católica en apoyo de la fraternidad universal; y respaldó la resistencia contra quienes se oponen a los principios éticos de los Revelación en el Sinaí y el Sermón de la Montaña.[10][11][12] En la Navidad de 1942, una vez que surgieron las pruebas de la matanza industrial de los judíos, el papa realizó un discurso en el que manifestaba su preocupación por el asesinato de "cientos de miles" de personas "intachables" a causa de su "nacionalidad o raza". El grado de los esfuerzos de Pío XII para bloquear las deportaciones nazis de judíos sigue siendo objeto de debate académico.[9][13] Tras su muerte en 1958, el papa fue elogiado enfáticamente por la ministra de Asuntos Exteriores israelí Golda Meir,[14] y otros líderes mundiales. El presidente Dwight D. Eisenhower lo llamó "enemigo de la tiranía" y "amigo y benefactor de los oprimidos".[15] Su insistencia en la neutralidad del Vaticano y su evitación de nombrar directamente a los nazis como los malvados de la Segunda Guerra Mundial se convirtieron en la base de las críticas contemporáneas y posteriores de algunos sectores. Los estudios de los archivos vaticanos y de la correspondencia diplomática internacional continúan.