Manifiesto de los Dieciséis
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El Manifiesto de los Dieciséis fue un documento redactado en 1916 por los destacados anarquistas Piotr Kropotkin y Jean Grave, que abogaron por una victoria aliada sobre Alemania y las Potencias Centrales durante la Primera Guerra Mundial. Con el estallido de la guerra, el anarquista Kropotkin y otros partidarios de la causa aliada defendieron su posición en las páginas del periódico Freedom, provocando respuestas fuertemente críticas. Mientras la guerra continuaba, los anarquistas en toda Europa participaron en los movimientos antibélicos y denunciaron el crimen de la guerra mediante panfletos y declaraciones, incluyendo una declaración de febrero de 1916 firmada por destacados anarquistas como Emma Goldman y Rudolf Rocker.
En ese momento, Kropotkin mantenía correspondencia frecuente con los que compartían su posición, y fue convencido por uno de sus miembros, Jean Grave, para redactar un documento para fomentar el apoyo anarquista para los aliados. El manifiesto fue publicado en las páginas del periódico socialista pro-guerra La Bataille el 14 de marzo de 1916, y reeditado en otros periódicos anarquistas europeos poco después. El manifiesto declaraba que el apoyo a la guerra era un acto de resistencia contra la agresión del Imperio alemán, y que la guerra tenía que proseguirse hasta su derrota. En este punto, los autores suponían que los partidos políticos que gobernaban Alemania serían derrocados y que podría avanzarse hacia el objetivo anarquista de la emancipación de Europa y del pueblo alemán.
Contrariamente a su título engañoso, el Manifiesto de los dieciséis había sido firmado originalmente por quince personas -entre ellos algunos de los anarquistas más eminentes de Europa- y más tarde fue refrendado por otros cien. La posición del Manifiesto fue en marcado contraste con la de la mayoría de los anarquistas de la época, muchos de los cuales denunciaron a sus signatarios y sus simpatizantes, y los acusaron de traicionar los principios anarquistas. Sobre el final de la guerra, Kropotkin se fue quedando cada vez más aislado, ya que muchos antiguos amigos cortaron sus vínculos con él. El movimiento anarquista ruso se dividió en dos, con una parte apoyando a la posición de Kropotkin frente a las fuertes críticas de los bolcheviques. En otras partes de Europa, incluso en los movimientos anarquistas españoles y suizos, la impugnación del Manifiesto fue abrumadora, y sus partidarios fueron airadamente denunciados y marginados.