Historia de la música catalana
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La historia de la música catalana incluye toda la música cantada en Cataluña desde los periodos iniciales de la historia hasta la actualidad.
Con una tradición heredera de muchas influencias culturales, la difusión musical de la liturgia romana realizada en Ripoll, San Cugat, Barcelona o Vich propició una notación musical catalana. El Canto de Sibila es uno de los legados musicales más destacados del patrimonio medieval catalán. En el siglo XI se empezó a hacer música polifónica, combinando varias voces. Se consolidó gracias a los vínculos de Ripoll con los monasterios franceses. Uno de los documentos más valiosos que se conserva es el Llibre Vermell de Montserrat ('Libro Rojo de Montserrat'), el único testimonio de las danzas sagradas en Europa. Los poetas de la edad medieval eran los trovadores, que escribían en provenzal, y los encargados de interpretar estas composiciones eran los juglares.
Más tarde, durante el Renacimiento, los compositores Luis de Milán, en el ámbito instrumental, y Mateo Flecha el Viejo, Mateo Flecha el Joven y Joan Brudieu, en el vocal, fueron los impulsores del Renacimiento musical en Cataluña. Géneros como el madrigal y las originales ensalades triunfaron como formas vocales profanas. Si bien en el Renacimiento la música profana había llegado a un punto álgido, durante el barroco los cambios sociales y políticos hacen que las figuras de los mecenas prácticamente desaparezcan. Los compositores se ven obligados a escribir música religiosa. Autores como Juan Cererols o Juan Pablo Pujol dejan un gran legado.
Más tarde, el clasicismo musical en Cataluña estuvo marcado, primeramente, por la influencia de la música vocal italiana y, después, por el sinfonismo centroeuropeo. Formas como el aria para voz solista, las sonatas para piano y las sinfonías son los rasgos más característicos, como también el uso de la orquesta y el cuarteto de cuerda tal como los entendemos hoy en día.
A lo largo del siglo XIX destaca la aportación de tres compositores catalanes. Fernando Sor triunfó en los escenarios de todo el mundo y fue un gran pedagogo de la guitarra. Anselmo Clavé convirtió la música en una herramienta de educación de la clase obrera y creó los coros claverianos. Felipe Pedrell trabajó para recuperar el patrimonio musical catalán. Poco después, el modernismo dio una identidad sonora al país. Este movimiento social y artístico de finales del siglo XIX y principios del XX bebía de las fuentes centroeuropeas y quiso llegar a todas las clases sociales. Uno de sus legados es uno de los edificios más emblemáticos de Cataluña: el Palacio de la Música Catalana. Las agitaciones sociales, estéticas y políticas del siglo XX marcaron varias generaciones de músicos catalanes. Los centros artísticos más importantes de Europa, principalmente Viena y París, se convirtieron en la referencia de los compositores e intérpretes. Las corrientes germánicas y francesas marcaron la creación musical catalana antes y después del desastre de la Guerra civil española.