Exilio político latinoamericano
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El golpe de Estado en Guatemala de 1954 inaugura en Latinoamérica un periodo histórico donde el exilio político crece exponencialmente. No era una situación nueva ya que, durante los siglos XVIII y XIX, la expulsión y destierro de individuos había sido una constante en América Latina, que se mantuvo durante el siglo XX. Influyeron notablemente la Guerra Fría, el anticomunismo, la Revolución Cubana, la Contención y la ejecución de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Asimismo, la injerencia de los Estados Unidos a través de la CIA y el FBI fue clave en el apoyo a dictaduras, además de la persecución y vigilancia de perseguidos políticos, miembros de partidos comunistas o de organizaciones guerrilleras. Por otro lado, conviene mencionar la persecución de los opositores a los regímenes socialistas instaurados en la región, el caso más relevante es el exilio cubano con más de un millón fuera de su país.
Los golpes de Estado, la violencia política y el terrorismo llevaron a miles, forzosa o voluntariamente, hacia el exilio al temer por sus vidas o las de sus familiares. En el caso de quienes participaron de partidos políticos o movimientos sociales, la salida estuvo acompañada por la continuidad de la militancia al exterior o por la derrota y la reflexión sobre la misma. La experiencia les puso en contacto con sociedades, culturas, prácticas y experiencias históricas que, en algunos casos, sirvieron como modelo o inspiración para organizar el derrocamiento de las dictaduras o restaurar la democracia en sus países de origen.
En la actualidad (siglo XXI) se presentó el exilio más importante de la historia latinoamericana. Este proceso ocurrió en Venezuela, y es un caso especial, debido a que los que huyeron fueron los ciudadanos (más de 6.000.000), a raíz de la crisis humanitaria e institucional por parte de la Revolución bolivariana instalada en 1999 y actualmente dirigida por Nicolás Maduro líder del Partido Socialista Unido de Venezuela.