Crisis financiera en Islandia de 2008-2011
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La crisis financiera islandesa de 2008-2011 fue una importante crisis económica que implicó el colapso de los tres principales bancos comerciales del país tras sus dificultades en la refinanciación de su deuda a corto plazo y un pánico bancario en el Reino Unido. Comparado con el tamaño de su economía, el colapso bancario de Islandia es el mayor sufrido por cualquier país en la historia económica mundial.[1]
A finales de septiembre de 2008, se anunció que el banco Glitnir sería nacionalizado. Una semana después, se entregó el control de Landsbanki y Glitnir a los receptores nombrados por la Autoridad Supervisora Financiera de Islandia (FME). Poco después, la misma organización declaraba también en suspensión de pagos el mayor banco de Islandia, el Kaupthing. El primer ministro Geir Haarde, al comentar la necesidad de medidas de emergencia, dijo el 6 de octubre: "Existía un peligro muy real... de que la economía islandesa, en el peor de los casos, fuera absorbida con sus bancos y el resultado podría haber sido una bancarrota nacional".[2] También declaró que las medidas adoptadas por el Gobierno habían asegurado que el Estado islandés no iría a la quiebra.[3] Al final del segundo trimestre de 2008, la deuda externa de Islandia era de 9.553.000 millones de coronas islandesas (50.000 millones de euros), más del 80% producida por el sector bancario.[4] Este valor debe compararse con el producto interior bruto nacional de Islandia en el año 2007: 1.293.000 millones coronas (€ 8.500 millones).[5] Los activos de los tres bancos bajo control del FME ascendieron a 14.437.000 millones de coronas al final del segundo trimestre de 2008 (€ 94.907 millones).[6]
La crisis financiera tuvo gravísimas consecuencias para la economía islandesa. La moneda nacional se ha devaluado de forma pronunciada, las transacciones en moneda extranjera se suspendieron virtualmente durante semanas, y la capitalización bursátil de la Bolsa islandesa se redujo en más del 90%. Como resultado de la crisis, Islandia padeció una severa recesión económica; el producto interior bruto del país disminuyó en un 5,5% en términos reales en los primeros seis meses de 2009.[7] El coste de la crisis aún no se puede determinar, pero ya supera el 75% del PIB en 2007. En términos de PIB, Islandia consiguió recuperar su nivel de producción en el año 2017.[8] Fuera de Islandia, más de medio millón de depositantes (mucho más que toda la población de Islandia) tenían sus cuentas bancarias congeladas en medio de una discusión diplomática sobre el seguro de depósitos. El banco alemán BayernLB se enfrentó a pérdidas de hasta 1.500 millones de euros y ha tenido que buscar ayuda del Gobierno Federal Alemán. El Gobierno de la Isla de Man pagó la mitad de sus reservas, lo que equivale al 7,5% del PIB de la isla, en el seguro de depósito.
La crisis financiera provocó todo un movimiento de protesta popular en Islandia, que llevó a la celebración de dos refrendos nacionales sobre la asunción de la deuda externa de los bancos islandeses.[9][10] Una nueva era con un crecimiento positivo del PIB comenzó en 2011, poniendo fin a la crisis.