Condado de Buendía
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El condado de Buendía es un título nobiliario español de carácter hereditario con origen en la corona de Castilla. Fue creado por el infante don Alfonso el 9 de junio de 1465, tan solo cuatro días después de haber sido proclamado rey de Castilla por la liga de nobles desafectos a su hermanastro Enrique IV en la llamada «Farsa de Ávila». Se trata del único título nobiliario proveído por el infante durante su efímero reinado (1465-1468) y tiene lugar, además, en un contexto de dualidad monárquica, por lo que pretende demostrar con ello su legitimidad, pues solo el monarca podía otorgar privilegios y mercedes.
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El título fue concedido gracias a la intermediación del arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo de Acuña, a favor de su hermano Pedro Vázquez de Acuña y Albornoz, señor de Buendía (Cuenca) y Dueñas (Palencia), quien había sido Oficial del Cuchillo y Guarda Mayor durante los reinados de Juan II y Enrique IV. Pertenecen, por tanto, al linaje de los Acuña, estirpe de origen portugués que se asentó en la Castilla de Enrique III en 1397, tras la crisis dinástica que se produjo en Portugal.
La localidad de Buendía, primera posesión de los Acuña en Castilla, se encuentra en la Alcarria conquense, mientras que la localidad de Dueñas, cabeza de los estados señoriales de esta familia, se ubica en el Cerrato palentino. Los Acuña convirtieron esta histórica villa en su lugar habitual de residencia debido a su posición estratégica, ubicada en pleno camino real de Burgos o de Francia, que unía Valladolid con el norte peninsular y con el resto de reinos, como Navarra, Aragón, así como con el resto de Europa a través de Irún.
La trayectoria de este linaje en los siglos XV y XVI les convirtió en una de las casas aristocráticas más influyentes de la Monarquía Hispánica, estrechamente vinculados, incluso por lazos sanguíneos, con los Reyes Católicos y los primeros Austrias. Sin embargo, en 1592, se produjo la extinción de la rama agnaticia del linaje Acuña, por lo que el título acabó integrándose dentro de otros títulos y, en el siglo XVII, debido a diversas alianzas matrimoniales, el título acabó recayendo en la casa ducal de Medinaceli, que actualmente mantiene el título.