Campaña de Flandes
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El Teatro de operaciones de los Países Bajos durante la Guerra de la Primera Coalición, más conocido como la campaña de Flandes, se refiere a una serie de campañas militares en los Países Bajos acaecidas entre el 20 de abril de 1792 y el 7 de junio de 1795 durante los primeros años de la Guerra de la Primera Coalición. A medida que la Revolución Francesa se radicalizaba, la Convención Nacional revolucionaria y sus predecesoras pusieron fin al poder de la Iglesia Católica (1790), abolieron la monarquía (1792) e incluso ejecutaron al depuesto rey Luis XVI de Francia (1793), rivalizando por extender la Revolución más allá de las fronteras de la recién creada República francesa, por medios violentos si era necesario. La Primera Coalición, una alianza de estados reaccionarios que representaba al Antiguo Régimen en Europa Central y Occidental—Austria Habsburgo (incluyendo los Países Bajos meridionales), Prusia, el reino de Gran Bretaña, la República Neerlandesa (los Países Bajos septentrionales), los electorados de Hannover y de Hesse-Kassel—movilizó ejércitos a lo largo de todas las fronteras francesas, amenazando con invadir la Francia revolucionaria y restaurar la monarquía por las armas. Las operaciones militares subsecuentes a lo largo de las fronteras francesas con los Países Bajos y Alemania se convirtieron en el principal teatro de operaciones de la Guerra de la Primera Coalición hasta marzo de 1796, cuando Napoleón asumió el mando francés en el frente italiano.
Campaña de Flandes | ||||
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Parte de Primera Coalición | ||||
Conquista francesa de los Países Bajos entre mayo de 1794 y junio de 1795 | ||||
Fecha | 20 de abril de 1792 – 7 de junio de 1795 | |||
Lugar | Bélgica, Alta Francia, Países Bajos, y Renania | |||
Resultado | Victoria francesa | |||
Beligerantes | ||||
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Las incursiones francesas entre abril y junio de 1792 en los Países Bajos austríacos fueron desastrosas y llevaron con el tiempo a que revolucionarios radicales frustrados depusieran al rey Luis XVI en agosto. Al imprevisto éxito francés en la batalla de Jemappes en noviembre de 1792 le siguió una importante victoria de la Coalición en la batalla de Neerwinden en marzo de 1793. Tras esta etapa inicial, las tropas más numerosas se reunieron en la frontera franco-flamenca. En este teatro de operaciones, un ejército combinado de tropas anglo-hannoverianas, neerlandesas, hessianas, austríacas imperiales y prusianas (del sur del río Sambre) se enfrentó al ejército republicano del Armée du Nord, y (más al sur) a dos ejércitos más pequeños, el Armée des Ardennes y el Armée de la Mosela. Los aliados tuvieron varias victorias iniciales, pero fueron incapaces de avanzar más allá de las fortalezas fronterizas francesas. Las tropas de la coalición se vieron obligadas con el tiempo a retirarse a raíz de una serie de contraofensivas francesas y de la decisión austríaca en mayo de 1794 de redesplegar todas sus tropas en Polonia.
Los aliados crearon un nuevo frente de batalla en el sur de los Países Bajos y Alemania, pero ante la escasez de suministros y la retirada de los prusianos, se vieron obligados a continuar su retirada a lo largo el arduo invierno de 1794 y comienzos de 1795. Los austriacos se retiraron al bajo Rin y los británicos hicieron lo propio a Hannover, de donde fueron evacuados en algún punto. Los victoriosos franceses recibieron la ayuda de los Patriotas de los Países Bajos septentrionales y meridionales, que previamente se habían visto obligados a huir a Francia cuando sus propias revoluciones fracasaron en el norte en 1787 y en el sur entre 1789 y 1791. Estos Patriotas regresaron entonces bajo banderas francesas autodenominándose «bátavos» y «belgas» para 'liberar' a sus países. Los ejércitos republicanos avanzaron hacia Ámsterdam y a comienzos de 1795 reemplazaron a la República Neerlandesa con un estado cliente de Francia, la República Bátava, mientras que los Países Bajos Austríacos y el Principado-Obispado de Lieja fueron anexados por la República Francesa.
Prusia y el electorado de Hesse-Kassel reconocieron la victoria francesa y sus ganancias territoriales con el Tratado de Basilea (1795). Por su parte, Austria no reconoció la pérdida de los Países Bajos meridionales sino hasta el Tratado de Leoben en 1797 y el Tratado de Campo Formio que le siguió. El estatúder neerlandés Guillermo V, Príncipe de Orange, que había escapado a Inglaterra, se negó inicialmente a reconocer la República Bátava, ordenándole a todas las colonias neerlandesas que aceptaran provisionalmente la autoridad británica en las Cartas de Kew. No fue sino hasta las Cartas de Oranienstein en 1801 que Guillermo reconoció a la República Bátava, y su hijo Guillermo Federico aceptó el Principado de Nassau-Orange-Fulda como compensación por la pérdida de su estatúderado hereditario.